El uso de medicamentos para el alivio del dolor y la inflamación es común en la vida cotidiana. No obstante, muchas personas aún confunden los analgésicos con los antiinflamatorios, dos tipos de fármacos que, si bien tienen funciones similares, poseen características y aplicaciones diferentes. Saber cuándo emplear cada uno es esencial no solo para un tratamiento adecuado de las molestias, sino también para prevenir complicaciones derivadas del uso incorrecto o la automedicación.
«Ambos son medicamentos de venta libre en farmacias, conocidos como OTC. Aunque ambos pueden mitigar el malestar, cumplen funciones distintas que no son intercambiables. Hacer una selección incorrecta puede hacer que el dolor persista o provocar efectos secundarios indeseados», alerta Paula Molina, química farmacéutica de Farmacias Ahumada.
Aunque ambos pueden disminuir ciertos tipos de dolor, sus mecanismos de acción y efectos secundarios son diferentes. Según Molina, los analgésicos actúan sobre el sistema nervioso central para bloquear la sensación de dolor. Por ejemplo, el paracetamol es frecuentemente utilizado para aliviar dolores de cabeza, fiebre y molestias menores, siempre que no haya un proceso inflamatorio evidente, y generalmente es seguro si se consume en las dosis adecuadas.
Por otro lado, los antiinflamatorios no esteroidales (AINEs) están destinados a reducir la inflamación en el organismo, un proceso biológico que puede estar asociado con diversas condiciones, desde lesiones físicas hasta enfermedades autoinmunes. Fármacos como el ibuprofeno o el naproxeno no solo alivian el dolor, sino que también disminuyen la inflamación. «Son más efectivos cuando hay inflamación, como en casos de esguinces, dolor de muelas o problemas articulares», explica Molina.
¿Cuándo usar cada uno?
La elección entre analgésicos y antiinflamatorios depende principalmente de la causa del dolor o malestar. Sin embargo, la experta enfatiza la importancia de evitar la automedicación, ya que un uso inadecuado de estos fármacos puede conducir a complicaciones. Un estudio de la Universidad de Chile realizado en 2023 reveló que más de un 40% de los chilenos ha recurrido a la automedicación en el último año. Aunque a menudo se hace con buenas intenciones, el riesgo de consumir medicamentos inapropiados o en dosis erróneas es alto, lo que puede dar lugar a efectos adversos significativos.
Por ejemplo, el abuso de antiinflamatorios puede incrementar el riesgo de problemas gástricos o afectar la función renal, mientras que el uso indiscriminado de analgésicos sin considerar interacciones con otros medicamentos o condiciones médicas previas puede ser perjudicial, e incluso afectar el hígado si se utiliza en exceso y por períodos prolongados.
«Por ello, es vital, al momento de adquirir estos medicamentos, aprovechar el conocimiento profesional y consultar con el químico farmacéutico sobre cuál es la mejor opción, dependiendo del dolor o malestar que se presente, y cómo usarlos para evitar posibles complicaciones», recalca.
Además, la farmacéutica aconseja leer siempre el prospecto y respetar las dosis indicadas, ya sea en dicho documento o por el profesional en la farmacia. Es recomendable evitar el uso prolongado sin supervisión, incluso si el medicamento parece ‘inofensivo’, y adoptar hábitos saludables, que pueden disminuir la necesidad de recurrir frecuentemente a estos fármacos.
«Una dieta equilibrada, ejercicio regular, descanso adecuado y una adecuada suplementación con micronutrientes como magnesio, omega-3 y zinc pueden ayudar a reducir la inflamación natural del cuerpo y mejorar la tolerancia al dolor», señala Molina. Sin embargo, advierte que si el dolor o malestar persiste, cambia de intensidad o no mejora en 48 horas, es crucial consultar a un médico, ya que podría haber una condición aguda más grave.
El dolor y la inflamación no son lo mismo, y sus tratamientos tampoco. Tanto los analgésicos como los antiinflamatorios son herramientas valiosas para mitigar dolores y malestares, pero es esencial comprender sus diferencias y saber cuándo utilizar cada uno. «Los medicamentos están para ayudarnos, pero no para resolver todo por sí solos. Usarlos correctamente es parte de nuestra responsabilidad como pacientes», concluye la especialista.
Con Información de hoysantiago.cl