La proyección de los Juegos: Que nadie más nos diga de lo que somos capaces como país

Levantarse cada mañana y encontrarse con los competidores dichosos en cada recinto de los Juegos Panamericanos enorgullece a cualquier chileno. A veces cuesta darse cuenta de que lo que estamos viendo ocurre en nuestro país, tan maltratado en los últimos años por los agoreros, los mismos que quisieron el fracaso del evento para ver sufrir a un gobierno. Pero lo que triunfó fue la unidad, el sentido de nación, la responsabilidad con una tarea que es colectiva. Los que remaron en contra, con críticas vacías y malintencionadas, quedaron en soberano ridículo (aunque diversos expertos reprochan que el Servel no investigue el origen de los recursos del vídeo “A favor” del plebiscito que utilizó el logo de los Panamericanos).

Lo que está triunfando es la inyección a la economía nacional de 907 millones de dólares, según un estudio de Deloitte -el 0,06% del PIB-, gracias a la visita de cerca de 90 mil turistas que sólo en ese ítem están aportando con 68 millones de dólares, dando un envión incalculable a la actividad turística que aún busca recuperarse tras los efectos de la pandemia.

También es motivo para celebrar la demostración de nuestra capacidad organizativa y la proyección de nuevos eventos que podrían tener su sede en Chile, eventos a los que jamás pensamos que podríamos postular, porque entre tanto pesimismo perdemos conciencia de nuestro poder. Hoy ya es una realidad que Chile postulará a la organización de los Juegos Mundiales de Verano de Olimpiadas Especiales de 2027, los que se realizan cada cuatro años y que reúnen a atletas de todo el mundo con discapacidad intelectual. «Vamos a partir postulándonos al Campeonato Mundial de los Paralímpicos que serán el 2027. Vamos a mandar la carta de postulación ahora pronto, lo estamos viendo con el ministro (Pizarro) y la subsecretaría de Deportes (Antonia Illanes)», dijo el Presidente Boric tras presenciar la obtención de medalla de los primos Grimalt.

Pero ese es sólo el comienzo. Thomas Bach, el presidente del Comité Olímpico Internacional, dijo justo después de asistir a la ceremonia de inauguración de Santiago 2023, que Chile “debe colocarse la siguiente meta. Y perfectamente podrían ser los Juegos Olímpicos”. Si bien esa meta es complicada, ya que la inversión para 2036 podría ser 15 veces superior a la inversión de los Panamericanos, hay otra instancia que aparece en nuestro horizonte: los Juegos Olímpicos de Invierno, que jamás se han realizado en el hemisferio Sur. Según dijo el periodista Aldo Schiappacasse en El País, su realización “potenciaría la zona sur patagónica del continente, lo que abriría un atractivo más a una competencia que parece demasiado elitista. Y en las externalidades, abriría una ventana a la montaña, que aún no logra masificar la práctica de deportes como el esquí o el patinaje en esta parte del mundo”.

Es que ese es el principal legado -palabra tan manoseada por estos días- de los Panamericanos: podemos pensar en grande. Que nadie más nos diga de lo que somos capaces como país.

Somos capaces en infraestructura. En Quillota se invirtieron cuatro mil millones de pesos para hacer una cancha preciosa para la equitación. Es apenas una muestra de los casi 700 millones de dólares puestos en todos los recintos deportivos, incluido un parque deportivo en el Estadio Nacional destinado a convertirse en un privilegiado espacio público que toda la ciudadanía debe aprovechar. Y por supuesto las y los deportistas. Como dijo el Presidente Boric, “tenemos ganas de soñar alto. Lo que le he dicho a los deportistas es que cuando se apaguen las luces de los Panamericanos tenemos como Gobierno y Estado que seguir apoyando, que no sea solamente cuando estamos en esta fiesta».

También somos capaces en construcción de viviendas, porque más allá del orgullo que produce la Villa Panamericana, debemos saber que después de los Juegos los departamentos ayudarán a reducir en un 2,1% la deficiencia de viviendas en la Región. Debemos saber que el 80% de los 1.355 departamentos ya fueron asignados como viviendas sociales a familias de al menos 13 comunas de Santiago. “Esto va a marcar un antes y un después en lo que se refiere, especialmente, a conjuntos de vivienda social y a viviendas de integración social (…) aquí hay algo de mucha organización, se demuestra que el Estado puede actuar bien con el deporte, con la vivienda, y además que puede actuar muy unido con las empresas”, dijo a La Tercera el ministro de Vivienda, Carlos Montes.

Pero gracias a Santiago 2023 también podemos proyectar la valoración de nuestra naturaleza. Junto con el deslumbramiento ante la majestuosidad de ríos, lagos y playas, quedará para la posteridad el símbolo histórico de Fiu, la mascota de los Juegos, el pájaro de siete colores, de nombre oficial “tachuris rubrigastra”, que nos deja el aprendizaje a seguir respetando su hábitat, conociendo el rol de los humedales en el funcionamiento del ecosistema, la lucha de las comunidades por defender estos lugares sagrados y tantas veces olvidados y amenazados por el negocio inmobiliario. Fiu es un mensaje a niños y adultos a cuidar los humedales en Chile y toda América, para preservar esta especie de ave, que ocupa los humedales como su hábitat para alimentarse y reproducirse.

Que vivan los Juegos Panamericanos y que, más allá de las medallas, Chile jamás deje de soñar.

Por Richard Sandoval.

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