Por Andrea Tornielli, Vaticano News y Salvatore Cernuzio
Han transcurrido 38 días desde el 14 de febrero, fecha en la que el Papa Francisco dejó el Vaticano para ser hospitalizado en el Policlínico Gemelli. Estas semanas han sido difíciles para un paciente de 88 años que sufría de neumonía bilateral; los comunicados médicos reflejaban la gravedad de su estado, incluyendo las crisis y la complejidad de su cuadro clínico. Sin embargo, lo que más ha marcado estos días han sido las innumerables oraciones que se elevaron por su recuperación: oraciones individuales, colectivas, rosarios y celebraciones eucarísticas. No solo católicos y cristianos han rezado por él; hombres y mujeres de diversas religiones también han elevado sus plegarias por el Papa. Incluso aquellos que no profesan ninguna fe han enviado sus mejores deseos. El saludo breve que el Papa ofreció hoy fue pensado especialmente para esta comunidad en oración.
«Gracias a todos», expresó el Papa con una voz suave. Aunque se esperaba un gesto de salutación, Francisco también quiso ser visto y no solo oído. Su mirada recorrió la plaza, enfocándose en un detalle significativo: la señora Carmela Mancuso, una calabresa de 72 años, en primera fila, aproximándose al balcón con un ramo de flores amarillas. Ella ha asistido a San Pedro casi todos los días durante más de un mes y también muchas veces durante las audiencias generales del miércoles.
“¡Y veo a esta señora con las flores amarillas! ¡Es buena!”
La plaza estalló en aplausos y un coro de «¡Viva el Papa!». La propia señora Carmela bajó la cabeza, abrumada por la emoción. «No sé qué decir. Gracias, gracias, al Señor y al Santo Padre. No me esperaba ser tan ‘vistada’», comentó luego a los medios del Vaticano. «Él debía dar la bendición, pero en cambio notó mi ramo de rosas. Le deseo una pronta recuperación y que vuelva con nosotros como antes».
Ese mismo deseo lo compartieron enfermeros, médicos y estudiantes de la Universidad Católica que se encontraban en el patio. Acudieron fieles de diversas nacionalidades, incluidos miembros de la Cooperativa Auxilium, quienes desplegaron una gran pancarta con banderas de todo el mundo y un llamado a la paz antes del mediodía. Un hombre que acaba de cumplir 75 años sostenía una pancarta pidiendo la intercesión de Juan Pablo II por Francisco.
Además, un grupo que estaba en la Plaza de San Pedro llevó la cruz del Jubileo – utilizada para la peregrinación a la Puerta Santa – hasta el Gemelli: «Es fundamental estar aquí». Entre ellos estaban Emanuela y Adam, quienes, junto a sus tres hijos, decidieron acercarse después de la misa «aquí cerca» para saludar al Papa: «Rezamos por él todos los días antes de comer; era justo que los niños lo conocieran», explicó el padre.
Bienvenido a casa
Por último, se encontraba Sor Geneviéve Jeanningros, la monja comprometida con la pastoral de los romaníes y sinti, así como con comunitarios homosexuales y transexuales. Una conocida del Papa a quien él se refiere como la «enfant terrible», y a quien saludaba cada miércoles en las audiencias en la Plaza de San Pedro o en el Aula Pablo VI. «No podía esperar a ver a Francisco», comentó a los medios vaticanos. «No podíamos aguantar más. Le deseamos lo mejor».
Tras aparecer en el balcón, la multitud se dirigió hacia la entrada del Gemelli para presenciar la salida del Pontífice en su habitual Fiat 500L blanco. Más saludos y vítores acompañaron su paso en el vehículo, con las ventanas cerradas. El destino: Santa María La Mayor, la basílica a la que Francisco nunca ha dejado de ir para rezar ante la Salus Populi Romani y agradecer su protección, tras cada viaje internacional o cada hospitalización.
Antes de asomarse al balcón del hospital, el Papa Francisco saludó brevemente al personal y a los altos directivos de la Universidad Católica y del Policlínico Gemelli, incluyendo al rector de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, profesora Elena Beccalli; al presidente de la Fondazione Policlínico Universitario Agostino Gemelli IRCCS, doctor Daniele Franco; al decano de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica, profesor Antonio Gasbarrini; el vicepresidente de la Fundación, Giuseppe Fioroni; el director general, Marco Elefanti; el asistente eclesiástico general de la Universidad, monseñor Claudio Giuliodori; y el profesor Sergio Alfieri, director del Departamento de Ciencias Médicas y Quirúrgicas del Policlínico Gemelli, así como el director médico de la Fundación del Policlínico Gemelli, Andrea Cambieri.
Con Información de desenfoque.cl