Este miércoles, Argentina experimentó una de las jornadas de represión más brutales bajo el gobierno de Javier Milei. Un fotógrafo se encuentra en estado crítico y 22 personas han sido hospitalizadas con diversos tipos de heridas, mientras que 120 individuos han sido detenidos.
Este hecho refleja los nuevos tiempos que vivimos, donde, bajo el lema de “la libertad” —nombre del partido en el poder (La Libertad Avanza)—, se está socavando la democracia.
La jueza Karina Andrade brindó un rayo de esperanza al liberar a todos los detenidos, justificando su decisión al afirmar que «existe el derecho a protestar, a manifestarse en democracia y a la libertad de expresión».
En contraste, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, con total desprecio hacia la situación de la víctima Pablo Grillo, alegó que «es un militante kirchnerista», como si eso justificara la represión por tener una opinión diferente.
Cada miércoles, los jubilados argentinos se manifiestan en protesta por la pérdida de su poder adquisitivo, ya que las pensiones han sido congeladas en aproximadamente 300 dólares, mientras que la canasta básica asciende a cerca de 1.300 dólares. Además, los medicamentos para la tercera edad ya no se distribuyen sin costo alguno.
Hoy, Argentina amaneció conmocionada, con marchas que se prolongaron hasta altas horas de la madrugada en el centro de Buenos Aires, exigiendo la renuncia de Bullrich y de Milei.
¿Es esto simplemente otra marcha más? No lo sabemos. No podemos asegurar si es el principio del colapso de un sistema que persigue el poder solo para destruirse desde dentro, donde el presidente, elegido hace un año y medio por cerca del 54% de los votos, ha expresado su deseo de desmantelar el Estado.
A lo largo de dos siglos de democracia, ha habido gobiernos que han traicionado a sus votantes, pero ninguno se ha erigido con el objetivo de desmantelar el bien común que representa el Estado, que brinda refugio a los más desfavorecidos. Esto es precisamente lo que están haciendo los libertarios de Milei: cerrando centros de salud, recortando beneficios y atacando o minimizando la función de las instituciones públicas.
Esto ha ocurrido con la complicidad del Congreso, que ha otorgado al gobierno la capacidad de gobernar por decreto. Este mismo poder legislativo se ha negado, por un voto de los radicales, a investigar y realizar un juicio político contra Milei por la criptoestafa del 14 de febrero. Además, ha designado, mediante decreto, a dos de los cinco ministros de la Corte Suprema, uno de los cuales asumió en febrero.
Así, Argentina se ha convertido en una autocracia, dominada por un mandatario que carece de relaciones con sus países vecinos, que no atrae inversiones extranjeras y a quien el Fondo Monetario Internacional no le concede préstamos en efectivo.
Las personas en las calles, manifestándose, están poniendo en riesgo su vida frente a un gobierno que utiliza el Estado como herramienta de represión y encarcelamiento, como es el caso de Pablo Grillo.
Este modelo es el que admirablemente siguen los candidatos presidenciales de la derecha, quienes buscan implementarlo en Chile. Es un asunto que merece atención.
Con Información de desenfoque.cl