Por Héctor Martínez Díaz
No es necesario ser un apasionado comentarista de fútbol para reconocer que este deporte refleja la vida. En 2003, en Punta Arenas, el entonces ministro de Justicia, Luis Bates, utilizó una analogía futbolística para explicar el funcionamiento del nuevo sistema acusatorio adversarial de enjuiciamiento penal en la Región de Magallanes. Según Bates, los fiscales y defensores son los equipos que compiten, mientras que los jueces actúan como árbitros que aseguran que el juego se desarrolle de acuerdo con las leyes del debido proceso.
El destacado cronista Eduardo Galeano, ferviente admirador del fútbol, ofreció una de las definiciones más elocuentes del deporte: “El fútbol –dijo Galeano– es un espejo del mundo”. Y tenía razón, especialmente al considerar la historia de Adrián “Maravilla” Martínez, figura de Racing Club de Avellaneda, campeón de la Copa Sudamericana y de la Recopa, y actualmente el mejor delantero de la liga argentina.
“Maravilla” Martínez pasó siete meses preso por error en la cárcel Campana, a los 22 años, acusado de un crimen que no cometió. Su hermano Braian fue baleado, y a Martínez lo acusaron de quemar y robar en la casa del agresor. “Estuve un día en la comisaría y luego fui trasladado a la Unidad 21 de Campana durante siete meses”, relató en una entrevista con LA NACION.
“Había más de 100 personas; no eran solo cinco, éramos muchísimos. Por eso, muchos fuimos detenidos, y yo fui uno de ellos”, recordaba el jugador.
“Ahí matan gente, se pasa hambre; al menos en donde estuve, yo tuve hambre. Si mi familia no me traía comida, no comía. Tuve varios conflictos y temía por mi vida en la cárcel, porque siempre hay alguien más peligroso que otro”, compartió sobre su experiencia en prisión.
El vínculo de “Maravilla” Martínez con Chile va más allá de formar una temible dupla con Maximiliano Salas en la Academia. Salas jugó en Palestino cuando el equipo estaba dirigido por Gustavo Costas, actual entrenador de Racing, y el capitán y arquero del equipo argentino es el chileno-argentino Gabriel Arias, también portero de la selección chilena.
Más bien, su historia resuena con las más de 25 mil personas que, según el Proyecto Inocentes de la Defensoría Penal Pública, estuvieron encarceladas injustamente en nuestro país en la última década. “Maravilla” Martínez, de alguna manera, se convierte en un compañero de vida y cómplice existencial de todos ellos.
Así como en el fútbol, el sistema de justicia penal no está exento de errores. Un error en la identificación, una declaración falsa, una confesión involuntaria, una equivocación pericial o una mala conducta de los agentes del Estado o de la defensa pueden llevar a una persona inocente a la prisión.
Hace unos años, se introdujo el VAR para corregir errores arbitrales e invalidar jugadas dudosas. En el ámbito judicial, existen acciones, apelaciones y recursos que permiten corregir una prisión injusta. Mientras que en el fútbol el VAR puede validar o anular un gol, cobrar o no un penal y cambiar el destino de un partido, en el sistema penal, corregir un error judicial puede significar la libertad para una persona inocente.
Por lo tanto, el ex ministro Bates no exageraba al comparar el sistema de justicia penal con un partido de fútbol, ni Galeano al afirmar que el fútbol es un espejo del mundo. Que lo confirme “Maravilla”.
Con Información de desenfoque.cl