¿Es necesario que Europa se prepare para un combate de alta intensidad?

Parece que así es, y esto se infiere no solo por la exigencia del nuevo presidente de Estados Unidos, quien ha aumentado la solicitud de gasto en defensa de la OTAN hasta un 5% del PIB, en menos de un mes desde su llegada a la Casa Blanca, sino también por la experiencia adquirida a raíz de la guerra entre Ucrania y Rusia, que, en prácticamente tres años, ha dejado numerosas lecciones aprendidas.

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