Explorando Nuevas Perspectivas sobre la Vida

En el libro de Alan W. Watts titulado El camino del Zen, hay un capítulo llamado «Quietamente sentado, sin hacer nada». A primera vista, esta afirmación puede parecer rara, especialmente en la actualidad, o incluso carente de sentido. Sin embargo, al reflexionar un poco más, podemos darnos cuenta de que esta idea encierra una profunda radicalidad para nuestro tiempo, y quizás para todas las épocas. En tiempos marcados por el rendimiento (B. Chul Han), el poder disciplinario (M. Foucault), la producción alienante (K. Marx) y la modernidad líquida (Z. Bauman), tal vez sea pertinente cuestionarnos, no a los demás, sino a nosotros mismos: ¿En todas las actividades que realizamos cotidianamente, hacemos algo sin un propósito? ¿En algún momento pensamos en la nada? ¿O nuestra vida está atrapada en una continua búsqueda de utilidad, ganancias y cálculo empresarial? ¿Es posible hacer algo por nada en un mundo competitivo? ¿El tipo de vida que llevamos permite esta posibilidad? Quizás tendríamos que adoptar un estilo de vida diferente para poder encontrar cabida a la nada. Heidegger nos señala que, sobre la nada, no deseamos saber nada.

Pierre Dardot y Christian Laval, en su libro La nueva razón del mundo, subtitulado Ensayo sobre la sociedad neoliberal, afirman que el neoliberalismo no solo es una ideología o política económica, aunque muchos análisis se adentran en este terreno. Ellos sostienen que considerar el neoliberalismo únicamente en estos términos es un error diagnóstico. En su opinión, el neoliberalismo es fundamentalmente un estilo de vida, el nuestro, que ha logrado expandirse globalmente e impone como principios fundamentales el individualismo, el consumismo empresarial y la competencia. En este estilo de vida, la competencia se considera inherente a la naturaleza humana, lo que implica que debemos crear condiciones que permitan al individuo desarrollar esa supuesta naturaleza. Así, el neoliberalismo organiza la sociedad y moldea nuestra forma de vivir, interactuar y concebirnos a nosotros mismos; es, sin duda, una construcción del ser humano.

Sentarse sin hacer nada puede parecer una idea compleja y difícil de integrar en nuestra realidad diaria. Integrar, en este contexto, significa el deseo de evadir el común orden de representaciones temporales, discursivas y espaciales que rigen nuestras acciones en el mundo productivo, donde la búsqueda de utilidad es constante.

Blaise Pascal advirtió que «Todos los problemas de la humanidad se derivan de la incapacidad del hombre para sentarse tranquilamente solo en una habitación». Quizás detenerse y no hacer nada implique realizar una tarea, al menos así lo interpretan muchos. Es decir, desde una conexión con los ciclos de la naturaleza, el sabio podría emplear sus energías de manera mínima, ahorrándolas para luego actuar con plena eficacia. Si todo llega a su tiempo, sólo hay que sentarse y no hacer nada. Se trata de cultivar un temperamento que se traduzca en calma y serenidad, lo que facilitaría el desempeño en las numerosas tareas que la vida moderna demanda. En el contexto actual, es habitual ver esto como una experiencia tanto teórico-práctica, ya sea para quienes buscan la interioridad como para empresarios. En ambos casos, mejorar la eficiencia es esencial, y para ello es crucial relajarse, adquirir mayor competencia y compostura, cultivar el pensamiento creativo y reaccionar con agilidad; es decir, desarrollar disciplina mental para alcanzar objetivos.

Esta interpretación, que ha sido adoptada con distintas variantes, ha tenido resultados positivos. Sin embargo, vivir de una forma alternativa implica una ruptura radical. No se trata de avanzar a través de niveles o escalones, sino de dejar de lado el lenguaje teórico para dejarse llevar por una dinámica existencial. La visión radical, liberadora y refrescante implica no residir en un lugar fijo ni sustancial, donde tanto la teoría como la práctica estén sometidas a la búsqueda de utilidad y donde nada sirva de pretexto, fundamento o excusa para el caminante. Aunque basarse exclusivamente en una perspectiva teórica no es erróneo en sí mismo, puede resultar en una reducción que obstaculice el acceso a la esencia interna que reside en nosotros.

Hoy en día, nuestro andar se asemeja al de un turista, moviéndonos de un lugar a otro al ritmo de lo que un guía nos indica. Nos repetimos preguntas como ¿qué debo hacer? ¿Cómo lo hago? y no nos damos cuenta de nuestro anhelo constante. Así, mantenemos una relación con la teoría, la filosofía o cualquier tipo de sabiduría, similar a la que se tiene con un guía turístico: buscándole dirección, indicando donde debemos centrar nuestra atención. Nos llenamos de angustia si no tenemos a este guía a nuestro lado. Sin embargo, una nueva forma de vida no tiene que ser necesariamente transmitida o seguir un modelo específico; más bien, debe manifestarse en formas particulares, creativas y llenas de experiencias incomunicables.

Una comprensión errónea de sentarse sin hacer nada podría parecerse a estar tirado sin hacer nada, como un simple paquete. Una comprensión más auténtica está relacionada con realizar acciones que realmente deban hacerse, de tal manera que no perturben ni se opongan al orden natural de las cosas. Esto implica funcionar de manera espontánea, sincronizándose con el flujo vital, y no forzar las situaciones artificialmente. El reto es actuar sin presionarse por el resultado, y trascender una inteligencia enfocada en la utilidad, complementándola con una inteligencia alineada con la energía vital, reconociendo cuándo es el momento de detenerse y esperar, evitando los extremos de la prisa, ansiedad y tensión.

En un estilo de vida que enfatiza la competencia, la utilidad y el individualismo, es fundamental abrir espacio para que surjan nuevos conceptos. Solo así la existencia puede orientarse hacia las fuentes fundamentales de la vida y la muerte. Esto requiere estructurarse en un espectro amplio de significados donde prevalezcan palabras como: velar por, proteger, preservar, cuidar, mantener y guardar. De esta manera, podemos liberar una corriente energética que nos aleje de un mundo paralizado por principios como la lógica de la utilidad y el interés personal.

En la medicina china, el acupunturista puede entenderse como alguien que desbloquea un camino o canal por donde fluye la energía. Cuando algo está atascado en esa vía, ya sea por exceso o falta, esto puede resultar en múltiples problemas de salud. En la actualidad, muchas enfermedades surgen del exceso; un ejemplo claro es la obesidad. En nuestra realidad, observamos un creciente consumo de suplementos vitamínicos. La preocupación por la salud a menudo se ve impulsada por un deterioro de la vida espiritual. Sin embargo, en nuestra búsqueda de una mejor salud, añadimos más cosas, lo que solo genera más bloqueo. Así operamos bajo la lógica de acumular, que difiere completamente del principio de soltar. Al igual que en el ámbito de la salud, la sanación implica liberarse de bloqueos, permitiendo que la energía fluya, y dejando de añadir más recetas o suplementos. Se trata de abandonarnos sucesivamente de condicionantes mentales que afectan la relación entre el ser humano y el planeta.

Byung Chul Han, en su obra Vida Contemplativa, plantea que ante la destrucción del entorno, es necesario imaginar un nuevo estilo de vida. Para él, la inactividad, similar al concepto de Wu Wei o no-hacer, tendría una connotación política. Este ceremonial de la inactividad nos permite actuar, pero sin un propósito definido. Esta libertad vinculada a la inactividad es la esencia del tiempo no productivo y, según él, la clave de la felicidad.

Quizá no estemos lejos del día en que, tras buscar incansablemente la utilidad en todo, nos preguntemos: ¿útil para qué? ¿Qué realmente beneficia a lo humano? ¿Cómo podemos contribuir al bienestar del mundo? Es probable que emerja una alternativa y empiece a consolidarse a medida que comencemos a desaprender un estilo de vida carente de armonía y busquemos un nuevo camino.

.

Con Información de pagina19.cl

Publicidad

Comparte:

Popular

Relacionado
Relacionado