Por Ximena Sepúlveda Varas[1]
Las utopías, esas ideas ideales, a menudo se ven como sueños distantes e inalcanzables. No obstante, al reimaginarlas como proyectos concretos y realizables, se abre la posibilidad de una transformación auténtica en nuestras estructuras de poder. Buscar un equilibrio entre el bienestar colectivo y los intereses individuales puede ser un reto en una sociedad que valora el éxito personal, pero es precisamente en ese equilibrio donde se encuentra el desafío: hacer del bienestar común el pilar del éxito personal.
Un claro ejemplo de esto es el ámbito político. Observando los discursos de los candidatos regionales que buscan acceder al parlamento, todos prometen que su gestión favorecerá a las comunidades, organizaciones locales y juntas de vecinos. Pero, ¿realmente están dispuestos a priorizar estos intereses colectivos sobre los suyos? ¿Qué indican sus historiales?
El bien común, lejos de ser un concepto abstracto, es la búsqueda de un bienestar colectivo en el que las necesidades de todos prevalecen sobre los intereses individuales. En este contexto, los recursos naturales, las oportunidades y la dignidad humana deben ser gestionados para el beneficio de toda la comunidad. Por otro lado, la propiedad privada, pilar del sistema económico actual, defiende la capacidad individual de poseer y controlar recursos. Sin embargo, cuando se lleva a su extremo, este enfoque concentra el poder y los recursos en pocas manos, fomentando desigualdades. En nuestra visión utópica, reconsiderar este modelo y buscar un balance entre la propiedad privada y el bien común debería ser una prioridad fundamental.
La cogobernanza, un modelo que permite que diversas partes interesadas tomen decisiones sobre los recursos, se presenta como una de las soluciones más prometedoras. El reciente acuerdo para establecer un Consejo de Gobernanza y Gestión en el Parque Nacional Villarrica, ubicado en La Araucanía, es un claro ejemplo de este enfoque hacia un modelo más inclusivo y participativo. Este acuerdo busca equilibrar las necesidades del Estado, las comunidades locales y los retos medioambientales, promoviendo una gestión compartida en lugar de un control centralizado.
Sin embargo, el camino hacia la implementación efectiva de este modelo no está exento de desafíos. Aunque el acuerdo ha sido firmado, queda un paso crucial: la aprobación del reglamento que lo formalizará. Esto nos recuerda que las utopías no se cumplen solo con buenas intenciones; requieren mecanismos concretos y respaldo institucional para que los sueños se materialicen en una realidad palpable. La firma de dicho reglamento garantizaría que las comunidades locales tengan voz y voto en la gestión de su propio territorio, poniendo el bienestar colectivo en el centro de las decisiones. En este punto, la decisión política es fundamental: ¿se seguirán perpetuando los modelos tradicionales que han favorecido a unos pocos, o se dará el paso necesario hacia la realización del bien común? ¿Qué piensan nuestros candidatos sobre este tema?
Ejemplos internacionales de cogobernanza, como en los Países Bajos, donde las comunidades gestionan colaborativamente los recursos hídricos, o en Ecuador, donde las comunidades indígenas preservan sus territorios amazónicos, muestran cómo este enfoque puede resultar exitoso. En Chile, el modelo de cogobernanza implementado en el Parque Nacional Villarrica representa una oportunidad única para avanzar hacia una gestión más democrática y equitativa de los recursos naturales.
En definitiva, la clave radica en encontrar un equilibrio. La propiedad privada puede coexistir con el bien común si los recursos son gestionados de forma adecuada, asegurando que su beneficio no se limite a un pequeño grupo. El camino hacia ese equilibrio es largo y requiere un cambio cultural, pero no es un sueño inalcanzable si las decisiones políticas, económicas y sociales se orientan hacia la equidad, la sostenibilidad y la cooperación.
Por Ximena Sepúlveda Varas
[1] Ximena Sepúlveda Varas, Ingeniera Civil Industrial y Magíster en Desarrollo Humano Local y Regional de la Universidad de La Frontera; ex Seremi de Vivienda y Urbanismo de la Región de La Araucanía.
Correo electrónico: [email protected] https://orcid.org/0000-0001-5580-045X
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