En términos sencillos, el crecimiento económico se puede originar a partir de dos procesos: la «transpiración» y la «inspiración». Cuando un país experimenta crecimiento a través de la «transpiración», acumula factores productivos como el trabajo y el capital. Este enfoque es laborioso, requiere un esfuerzo considerable y ofrece beneficios limitados. En contraste, el crecimiento fundamentado en la «inspiración» se produce gracias a aumentos sistemáticos
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