En un esfuerzo por cumplir con las exigencias del Servicio Electoral, el partido Amarillos por Chile enfrenta una carrera contra el tiempo para elegir a su directiva nacional y miembros del Tribunal Superior. Tras un proceso electoral complejo y con una participación de solo el 7.68% de sus militantes, la organización ha luchado para cumplir con las cuotas de género requeridas, lo que ha derivado en una elección complementaria apresurada.
La primera ronda de elecciones resultó insuficiente para alcanzar la paridad de género, con una representación femenina significativamente baja. Solo 10 mujeres lograron ser proclamadas, con Iris Boeninger y Bernardita Soto, entre otras, obteniendo escasos votos. Esta situación condujo a una elección complementaria, en la que participaron un 5.71% de los militantes, y cuyos resultados favorecieron a Pilar Peña y Mariana Aylwin con una mayor cantidad de votos.
Los hombres, por su parte, tampoco tuvieron una votación destacada en la primera ronda, con Reinaldo Figueroa liderando con solo 22 votos. Esta cifra refleja la baja participación y el desafío que enfrenta el partido para movilizar a sus miembros. Esta situación ha puesto en tela de juicio la capacidad del partido para garantizar una representación equitativa y ha resaltado las tensiones internas frente a los mandatos legales de inclusión de género.
Las críticas hacia Amarillos por Chile no solo vienen dadas por la baja representación femenina inicial sino también por la aparente falta de medidas efectivas para incentivar una mayor participación y compromiso con la paridad de género. Este escenario pone de manifiesto la necesidad de una reflexión profunda y de acciones concretas por parte de los partidos para adaptarse a un entorno político que demanda igualdad y representatividad.
Con el futuro del partido en juego, Amarillos por Chile se enfrenta a la tarea no solo de completar sus elecciones de manera satisfactoria sino también de fortalecer su compromiso con la inclusión y la paridad. El camino hacia la recuperación será indudablemente desafiante, pero esencial para su supervivencia y relevancia en el panorama político chileno.