Un estudio reciente publicado en la revista Palaeontologia Electronica ofrece nuevas perspectivas sobre el megalodón (Otodus megalodon), el tiburón más grande que ha existido en la Tierra. La investigación, encabezada por el paleontólogo Kenshu Shimada de la Universidad DePaul en Chicago, sugiere que este depredador prehistórico podría haber alcanzado longitudes de hasta 24,3 metros, superando ampliamente las estimaciones anteriores que lo situaban en un máximo de 15 metros.
Hasta ahora, se creía que el megalodón poseía un cuerpo parecido al del gran tiburón blanco, solo que en una versión más grande. Sin embargo, el nuevo estudio indica que su morfología habría sido más esbelta y alargada, similar a la del tiburón limón, lo que le proporcionaría una mayor eficiencia hidrodinámica al moverse por el océano.
Análisis basado en fósiles y especies vivientes
Ante la escasez de fósiles completos del megalodón, los investigadores se enfocaron en el análisis de vértebras encontradas en Bélgica y Dinamarca, comparándolas con la morfología de más de 170 especies de tiburones vivos y extintos. Este enfoque les permitió estimar el tamaño del animal.
Uno de los especímenes estudiados, con casi toda su columna vertebral intacta, habría medido 16,4 metros de longitud, según el equipo de Shimada. Sin embargo, otra vértebra analizada, de mayor tamaño, permitió realizar una nueva extrapolación, alcanzando una estimación máxima teórica de 24,3 metros, aproximándose al tamaño de una ballena azul.
Además del tamaño, el estudio también indagó en la posible forma del cuerpo del megalodón. Para ello, calcularon la «proporción de finura», una medida que determina la esbeltez de un objeto en relación a su longitud y anchura. Los resultados indican que el megalodón era menos robusto que el moderno gran tiburón blanco, lo que contradice reconstrucciones previas.
Gigantescas crías y velocidad limitada
Una de las conclusiones destacadas del estudio es que los megalodones recién nacidos podrían haber medido entre tres y cuatro metros de largo, lo que los convertiría en las crías más grandes en la historia de los peces. Se estima que estos tiburones jóvenes crecían rápidamente durante sus primeros años, lo que les permitiría escapar de otros grandes depredadores marinos.
No obstante, los cálculos hidrodinámicos sugieren que, a pesar de su gran tamaño, el megalodón no habría sido más rápido que los tiburones blancos actuales, lo que refuerza la idea de que cazaba presas más lentas, como ballenas y otros mamíferos marinos.
Un enigma aún por resolver
A pesar de estos hallazgos, el estudio reconoce que muchas de sus conclusiones son provisionales, dado que hasta el momento no se ha descubierto un esqueleto completo de megalodón. Algunos científicos argumentan que aún se necesita más evidencia para determinar con precisión su forma y tamaño reales.
Mientras tanto, la comunidad científica sigue en la búsqueda de nuevos fósiles que ayuden a reconstruir de manera más exacta la apariencia de este legendario depredador. Hasta que eso suceda, el megalodón permanecerá como un enigma fascinante en la historia natural.
Con Información de hoysantiago.cl