El tan esperado Panel de Disruptores, moderado por Bárbara Silva, CEO de Singularity Chile, y Gloria Moya (Corfo), reunió a tres figuras clave de la innovación nacional. El objetivo: analizar lo que necesita Chile y la región para fomentar la creación de empresas globales.
Así, la primera jornada del Singularity Summit Chile 2025 concluyó con una conversación única entre tres de los fundadores más innovadores del ecosistema latinoamericano: Daniel Undurraga (Cornershop), Matías Muchnick (NotCo) y Roberto Camhi (Mapcity). Este encuentro cerró un día lleno de reflexiones sobre el propósito, la adaptabilidad y el futuro del emprendimiento en Chile.
“Si Chile aspira a gestar empresas realmente grandes, necesita una base educativa sólida. No hay atajos”, comentó Undurraga, advirtiendo sobre la falta de talento y capital: “Hemos tenido que buscarlos en el extranjero para escalar”.
En esa línea, el CEO de NotCo fue contundente en su diagnóstico, afirmando que “Chile es un país complicado y caótico, donde tomar decisiones es difícil. Debemos romper la inercia y atrevernos a emprender con impacto”. Recordó que, en sus inicios, NotCo no obtuvo fondos chilenos: “No fue posible, pero hoy estamos demostrando que sí es factible crear grandes empresas desde aquí”.
Camhi cerró con una mirada estratégica, afirmando que “estamos en el momento óptimo para fundar empresas globales desde Chile, incluso con poco personal. Sin embargo, es vital tener una visión clara, fundamentada en la realidad; no se puede construir sin una base sólida”. Su frase final resonó en el auditorio: “Hay que saber bailar bajo la lluvia”.
El panel y la jornada concluyeron con un mensaje relevante de Bárbara Silva, quien instó a adoptar una nueva mentalidad colectiva que integre ciencia, tecnología y propósito para enfrentar los desafíos actuales y futuros desde América Latina.
Innovación, nuevo orden digital, crecimiento en Chile y visión
En la segunda mitad del día, Carlos Osorio, académico y cofundador de Yuken Impact Research Lab, inauguró el bloque centrándose en el propósito como motor de la innovación. “La certeza no existe al inicio de un proyecto; se construye aprendiendo en el camino y aceptando errores”, afirmó.
La emprendedora y autora María Fernández amplió esta idea, destacando que “el propósito debe ser ambicioso, pero también creíble y adaptable”. Su mensaje fue claro: los equipos deben conectar emocionalmente con ese propósito para que la innovación tenga un impacto real.
En el panel de empresas familiares, el empresario Juan Sutil compartió su perspectiva sobre el papel de la tecnología en el agro y la importancia de formar personas con bases sólidas. “La responsabilidad es también innovación, y se construye con rigor”, concluyó.
Con Información de desenfoque.cl