Durante años, el marketing B2B ha estado centrado en la eficiencia y el rendimiento.
El retorno de la inversión (ROI) ha sido la prioridad, la generación de leads la métrica fundamental, y la optimización continua de canales el único medio de validar resultados.
No obstante, el panorama ha cambiado
Las empresas enfrentan un entorno económico difícil, además de un público más exigente, que incluye consumidores, empleados e inversionistas.
Ahora no solo se exige eficiencia; es necesaria coherencia, propósito y una narrativa clara que trascienda la mera transacción.
Tradicionalmente visto como una disciplina técnica y distante, el marketing B2B está atravesando una evolución.
Las marcas que solo promocionan productos o soluciones se ven superadas por aquellas que resaltan su impacto, valores y su compromiso más allá del acto de vender.
Las decisiones de compra en B2B son cada vez más intrincadas y están definidas por factores emocionales.
Las empresas desean colaboradores que no solo sean eficientes, sino que también estén alineados en visión, cultura y estándares éticos.
Esto implica que, aunque el rendimiento sigue siendo vital, ya no puede ser el único indicador relevante. El propósito se ha convertido en un verdadero diferenciador competitivo.
Así, el rendimiento y el propósito deben coexistir en un modelo integrado. Hablar de propósito no significa embellecer el marketing ni renunciar a la medición.
Significa entender que las marcas que alcanzan resultados sostenibles son aquellas que conectan ofreciendo valor real a los negocios, a las personas y al entorno.
De hecho, las estrategias más efectivas en B2B son las que vinculan su narrativa comercial con su propósito institucional, relacionando cada acción táctica con una visión más ampla.
Cuando se alinean la promesa de la marca, el contenido y el tono de comunicación con el propósito, los resultados mejoran naturalmente: los leads son de mayor calidad, el ciclo de ventas se acorta y la fidelidad aumenta.
Así nace un nuevo estándar: la eficiencia con significado
El marketing B2B más efectivo es el que traduce el propósito corporativo en propuestas de valor claras, tangibles y únicas.
También implica medir no solo la cantidad, sino la calidad de los leads, así como la satisfacción del cliente y el NPS. Además, es crucial crear contenido y experiencias conectadas desde la empatía, la confianza y la co-creación, siempre priorizando la transparencia y la integridad en cada etapa del proceso comercial.
El desafío es claro: mantener la eficiencia sin perder de vista la razón detrás de nuestras acciones.
Porque cuando la eficiencia y el propósito se entrelazan, no solo se venden más productos, sino que se construyen marcas más sólidas, respetadas y sostenibles.
Mackarena Gallardo
Directora Comercial
Con Información de chilelindo.org