Recompra de acciones de LATAM envía señales al mercado

Por Iván Rojas B.

Recientemente, LATAM anunció un programa de recompra de acciones de hasta el 1,6% de su capital accionario, con el propósito de distribuir recursos entre los accionistas y redirigir inversiones hacia sus propias acciones.

¿En qué situaciones suelen las empresas llevar a cabo la recompra de acciones? Esta estrategia es una alternativa a la entrega de un dividendo extraordinario, realizando un único pago. La recompra envía una señal clara al mercado sobre la percepción de la administración respecto al precio de la acción, debido a las asimetrías informativas que existen entre quienes están al mando, que cuentan con más información sobre la empresa, y el mercado en general. Así, un anuncio de recompra suele interpretarse como una indicación de que la administración considera que la acción está subvaluada. Por el contrario, un aviso de emisión de acciones podría ser interpretado de manera opuesta.

La teoría económica sostiene que los mercados son eficientes, lo que implica que todos los activos, incluidas las acciones, deberían estar valorados correctamente de acuerdo con su perfil de riesgo y retorno. Por lo tanto, tanto la recompra como la emisión de acciones deberían tener un valor actual neto (VAN) igual a cero. Sin embargo, cuando los llamados «insiders» poseen información que el mercado desconoce, surge un fuerte incentivo para aprovechar esta asimetría; así, la recompra o emisión de acciones ya no se percibe como un ejercicio con VAN=0.

Cuando hay asimetrías informativas, el impacto de los flujos patrimoniales puede tener un mayor peso informativo que otros elementos como los estados financieros oficiales o los análisis realizados por especialistas.

No obstante, la recompra de acciones no garantiza un aumento en el precio. Es crucial que la empresa no envíe mensajes contradictorios al mercado. Por ejemplo, si la recompra se financia con deuda, debe quedar claro cómo se gestionará y pagará esa deuda. Además, se debería evitar que los controladores o ejecutivos involucrados en la recompra vendan sus acciones.

En cuanto a LATAM, si la recompra se considera positiva y tiene un efecto benéfico en el precio de las acciones, la pregunta que surge es: ¿quiénes se benefician? La respuesta es clara: los accionistas actuales. Pero, ¿quiénes se quedan sin beneficios? Aquellos que dejaron de ser accionistas, en especial los accionistas minoritarios que se vieron afectados por el proceso de reorganización.

Recordemos que la reestructuración de LATAM se realizó de forma acelerada. ¿La razón? El propio Directorio advirtió que la posibilidad de que los acreedores ejercieran acciones de cobro forzado, y la incapacidad de resolver incumplimientos, llevaron a considerar la reestructuración como la mejor opción. Así, se hizo necesaria una suspensión temporal de ejecución para evitar demandas por parte de acreedores, mientras se buscaba una forma de conseguir que la empresa fuera financieramente viable en un contexto post-pandemia.

Pero, ¿por qué un proceso como el Chapter 11, que debería asegurar un trato justo para todos los acreedores independientemente de su origen, generó un descontento considerable? Muchos sintieron que los controladores se beneficiaron a expensas de los acreedores, quienes consideraron que fueron tratados de manera injusta e inequitativa.

Finalmente, se evidenció que una empresa con patrimonio contable negativo favoreció a la familia Cueto y sus socios sobre el resto de los acreedores, logrando una reestructuración que permitiría a los Cueto y sus asociados mantener cerca del 30% de la compañía, mientras que los antiguos minoritarios perdieron sus inversiones.

No solo los minoritarios se vieron perjudicados. LATAM tenía una deuda de US$ 500 millones con AFP, compañías de seguros y otras entidades locales, y el plan implicaba aceptar un recorte del 80% de dicha deuda.

Es comprensible que en un proceso de reorganización haya pérdidas para las partes involucradas. Sin embargo, ¿fueron los acuerdos alcanzados en Estados Unidos los más beneficiosos para los acreedores nacionales y minoritarios? Para los controladores, parece que así fue.

En el mundo de las inversiones, se gana y se pierde; y cuando la pérdida es legítima, se acepta sin lamentaciones. Lo lamentable en este caso es ver a los ex minoritarios y a los acreedores observando desde la distancia el resurgimiento de lo que fue su inversión, que pudo haberse salvado si se hubiese tratado de manera más justa.

Iván Rojas B. www.comopiesasves.blogspot.com

Con Información de desenfoque.cl

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