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Las bandas criminales están infrigiendo gravemente los derechos de los menores en Haití
La violencia y el miedo predominan en Puerto Príncipe y áreas aledañas
«Demasiados niños y niñas en Haití están viendo sus vidas desmoronarse» – Agnès Callamard
La creciente violencia de las pandillas en Puerto Príncipe y sus alrededores ha llevado a un ataque brutal contra la infancia en Haití, según un nuevo informe de Amnistía Internacional.
«Soy una niña, ¿por qué me ha pasado esto?» Agresiones de bandas criminales a la infancia en Haití documenta cómo los menores son víctimas de numerosos abusos a sus derechos humanos, incluyendo reclutamiento forzado en pandillas, violencia sexual, secuestros y homicidios. Además, se destaca el impacto desproporcionado en los menores con discapacidad.
Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, la violencia de las pandillas armadas ha aumentado drásticamente en Haití, con aproximadamente 5,600 muertes en el último año. Las pandillas han tomado el control de gran parte de la capital, mientras que más de 5.5 millones de personas necesitan asistencia humanitaria urgente.
«Las bandas criminales han generado un sufrimiento generalizado en Haití. Amenazan, atacan, violan y asesinan a niños y niñas. Cometen gravísimos abusos contra los derechos de la infancia, incluyendo el derecho a la vida, a la educación y a la libertad de movimiento», afirmó Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
«Demasiados niños y niñas en Haití están viendo sus vidas desmoronarse, sin posibilidades de encontrar protección o justicia. Enfrentan persecuciones y, en ocasiones, homicidios por parte de grupos de autodefensa, mientras que las autoridades los detienen arbitrariamente. Les están robando su infancia.»
«Es imperativo que las autoridades haitianas y la comunidad internacional, incluidos los donantes, intensifiquen sus esfuerzos. No basta con proferir expresiones vacías de preocupación. Los menores enfrentan violaciones continuas de su cuerpo, mente y corazón. Haití necesita ayuda urgente para proteger a la infancia y prevenir futuros ciclos de violencia.»
Se estima que más de un millón de niños y niñas viven en áreas bajo control de pandillas o bajo su influencia. El equipo de investigación entrevistó a 112 personas y realizó visitas a Puerto Príncipe en septiembre de 2024, incluyendo a menores, autoridades gubernamentales, personal de ayuda humanitaria local e internacional, así como miembros del personal de la ONU. La investigación abarcó abusos y violaciones a los derechos humanos en ocho comunas del departamento del Oeste.
En diciembre de 2024, Amnistía Internacional envió un resumen de sus hallazgos a la oficina del primer ministro Alix Didier Fils-Aimé, y al momento de la publicación de este comunicado no se había recibido respuesta.
Violencia y agresiones sexuales
Los miembros de las pandillas han secuestrado, violado y agredido sexualmente a niñas durante ataques a comunidades o al tomar control de áreas. Es común que las niñas sean atacadas en la calle y también dentro de sus hogares. Además, los miembros de las pandillas han explotado sexualmente a menores en «relaciones» y para el comercio sexual.
Amnistía Internacional ha documentado casos de 18 niñas que fueron violadas y sufrieron otras formas de violencia sexual por parte de integrantes de pandillas. Algunas de ellas fueron atacadas más de una vez. En 10 de los casos, las niñas fueron víctimas de violación colectiva y en 9 fueron secuestradas. El derecho internacional exige a los Estados proteger a los menores de la trata y la explotación sexual, incluyendo la prostitución.
Un grupo de pandilleros secuestró a dos hermanas adolescentes que regresaban de la escuela, sometiéndolas a violación colectiva: a una la violaron cinco hombres y a la otra, seis. Una de ellas compartió con Amnistía Internacional: «Pienso en esto y me digo: ‘Soy una niña, ¿por qué me ha pasado esto?’.»
Varios testimonios de niñas indicaron que quedaron embarazadas a causa de una violación. Dado que el aborto sigue siendo ilegal en Haití, algunas intentaron interrumpir sus embarazos de manera insegura.
En diciembre de 2023, miembros de una pandilla interceptaron a una niña de 17 años en Carrefour-Feuilles cuando salió a comprar comida por la noche. Los agresores, vestidos de negro y con el rostro cubierto, la llevaron a una casa donde cinco de ellos la violaron por turnos. La niña relató a Amnistía Internacional: «Me dijeron: ‘Esto no lo contarás. Si lo cuentas, te mataremos’. Luego me dijeron que me fuera.» Posteriormente descubrió que estaba embarazada: «Me destrozó […] No tengo a nadie que me ayude con el bebé».
Los menores involucrados en actos de carácter sexual comercial son víctimas de explotación. Una niña de 16 años que vivía en una área controlada por 5 Segon relató que se inició en el comercio sexual por miembros de pandillas tras pasar largas temporadas sin comida. Dijo: «No tengo opción […] Te ven y te dicen: ‘Vamos’. Si te niegas, te golpearán con un arma […] Cualquier día podrían dispararme. Te agarran y te patean. Algunos pagan; otros no».
Las niñas que han sido víctimas de violencia sexual a manos de pandillas requieren atención médica especializada para apoyar su recuperación física y psicológica. Sin embargo, los servicios de salud en Haití son limitados y se han visto muy afectados por los ataques de las pandillas.
Las sobrevivientes enfrentan numerosas barreras para obtener justicia en un ambiente de impunidad generalizada. Muchas entrevistadas manifestaron que no tenían intención de reportar los abusos a las autoridades debido a la falta de presencia policial en las áreas dominadas por bandas. Una niña que fue secuestrada y violada por varios miembros de una pandilla en 2023, y que volvió a ser agredida sexualmente por otro miembro en 2024, comentó: «No hay policía […] La única autoridad en la zona son los miembros de las pandillas».
«No puedes negarte»: Reclutamiento de niños y niñas por pandillas
Amnistía Internacional entrevistó a 11 menores reclutados y utilizados por pandillas. Los niños describieron cómo fueron explotados de diversas maneras, tales como ser informantes, hacer repartos y trabajos de construcción, así como tareas domésticas. Todos ellos afirmaron que no tenían elección y que actuaban movidos principalmente por el miedo o la necesidad de comida.
Un niño de 12 años relató cómo la banda de Grand Ravine lo obligó a ser informante: «Si no lo hubiera hecho, me habrían matado». Otro preadolescente compartió que fue forzado a llevar un arma para cometer delitos. Aseguró a Amnistía Internacional: «Lo que hice, no lo hice voluntariamente. No entendía lo que hacía. Usaba un arma no para hacer daño, sino para protegerme».
Algunos niños y niñas fueron golpeados y amenazados por negarse a cumplir órdenes. Una niña de 17 años narró cómo miembros de la banda Ti Bwa la enviaban a comprar regalos para sus parejas y a limpiar casas, recibiendo a cambio míseros pagos de 2 dólares estadounidenses. Comentó: «A veces respondo: ‘No quiero’. Entonces, me gritan y me dicen: ‘Si el jefe te pide algo, tienes que hacerlo’… No puedes negarte».
La ONU y organizaciones de la sociedad civil han documentado el asesinato de menores y adultos por parte de grupos de autodefensa conocidos como movimiento Bwa Kale, que sospechan de su asociación con pandillas criminales. Varios menores expresaron que intentaban ocultar su relación con las pandillas por miedo a represalias de la comunidad. Un niño dijo: «Si alguien me señala, podrían matarme».
El gobierno está encarcelando a decenas de menores, muchos de los cuales fueron reclutados y utilizados por pandillas, junto a adultos en una instalación sobrepoblada originalmente destinada a rehabilitar a menores. En el momento de la investigación, ninguno de los niños había sido declarado culpable, ya que el Tribunal de Menores de Puerto Príncipe dejó de operar en 2019.
El reclutamiento y uso de niños y niñas por parte de las pandillas en Haití son actos prohibidos por el derecho internacional y nacional, ya que convierten a los menores en víctimas de trata de personas y otros abusos.
Muertos y heridos
Las pandillas frecuentemente matan y hieren a menores durante sus incursiones en las comunidades. En las áreas dominadas por estas, los niños y niñas están expuestos a disparos indiscriminados y directos. Amnistía Internacional ha documentado 10 casos de menores heridos y dos fallecidos a causa de la violencia generada por las pandillas y otros incidentes relacionados, con edades entre cinco y 17 años. En al menos dos ocasiones, se produjeron enfrentamientos entre las pandillas y la policía.
Una niña de 14 años explicó cómo una bala perdida, disparada por un miembro de una pandilla cerca de su casa en septiembre de 2024, le atravesó el rostro. Dijo: «No es un lugar tranquilo. Hay problemas todo el tiempo. Muchísimos disparos. No soporto los disparos». Su hermano había muerto tres meses antes, también debido a una bala perdida disparada en su área.
La salud mental de los menores también se ve gravemente afectada. Una niña de 13 años padece constantes recuerdos del día en que miembros de una pandilla amenazaron a su familia a punta de pistola y quemaron su casa. Manifestó: «Vi cadáveres […] Tengo pesadillas, no puedo dormir. Me vienen imágenes de lo que vi […] Antes podía estudiar sin problemas. Ahora es difícil.»
Niños y niñas con discapacidad
Los menores con discapacidad enfrentan un mayor riesgo al huir de la violencia, en gran parte debido a su movilidad limitada y a la necesidad de dejar atrás sus dispositivos de asistencia. Amnistía Internacional entrevistó a 11 niños y niñas con discapacidades, incluyendo aquellas físicas y psicosociales. El equipo de investigación documentó las inaccesibles condiciones en los centros para desplazados, además de ataques a una escuela y una clínica dedicadas a menores con discapacidad.
A pesar de las adversidades, muchos sobrevivientes mantienen la esperanza de que sus vidas mejorarán. Un niño que perdió una pierna por el disparo de un francotirador señaló: «Esta historia no es el final de mi vida […] Espero que mi vida cambie».
Recomendaciones
Los niños y niñas vinculados a pandillas son, ante todo, víctimas. Amnistía Internacional solicita a la comunidad internacional y a los donantes que colaboren con las autoridades y la sociedad civil de Haití para establecer un plan que promueva soluciones sostenibles basadas en los derechos humanos y que prevenga futuros ciclos de violencia.
«El gobierno haitiano y los donantes internacionales deben trabajar juntos para crear un plan integral e inclusivo de protección infantil», afirmó Agnès Callamard.
«Es crucial establecer programas efectivos para desmovilizar y reintegrar a niños y niñas vinculados a pandillas, y proporcionar atención médica y legal integral a quienes sobrellevan las secuelas de la violencia sexual. El gobierno debe también abordar la impunidad, acelerando la creación de tribunales especializados para juzgar abusos y violaciones graves de derechos humanos.»
«Es necesario controlar el flujo masivo de armas de fuego hacia Haití que facilitan los abusos sistemáticos de las pandillas. Además, los países deben cesar la deportación forzada de personas haitianas mientras persista la campaña de terror y la crisis generalizada de derechos humanos en el país.»
Con Información de desenfoque.cl