Alejandra Casanova Henríquez, Arquitecta de la Universidad del Bío-Bío, Magíster en Gerencia para el Desarrollo y Especialista en Políticas Públicas, Desarrollo Urbano, Territorio y Seguridad Urbana.
La controversia provocada por el proyecto de remodelación de la Diagonal de Talca pone de manifiesto una ciudadanía activa y comprometida con las propuestas urbanas. Vamos a abordar este tema desde tres enfoques complementarios: primero, la crucial necesidad de promover procesos y espacios de participación ciudadana como herramientas constructivas para el desarrollo urbano; segundo, algunos criterios de consenso para un proyecto urbano significativo; y tercero, la importancia de revalorizar un espacio que posee una gran carga simbólica y un enorme potencial urbano para la ciudad y sus habitantes.
Las imágenes difundidas recientemente sobre la remodelación de la Diagonal de Talca nos llevan a considerar que, más allá de si estamos de acuerdo o en desacuerdo con un diseño específico, lo esencial es cuán incluidos estamos en la definición de orientaciones para los proyectos urbanos. Es fascinante observar cómo la opinión pública puede movilizar la construcción social de la identidad y la imagen de un espacio significativo en la ciudad.
Por lo tanto, integrar a la ciudadanía debe ser visto como un proceso positivo y una estrategia de conexión real con los distintos grupos sociales y de interés en cada proyecto urbano. Estos procesos fomentan la confianza y el compromiso entre las instituciones y la ciudadanía; crean una sociedad más informada, preparada y activa; se orientan hacia la creación de proyectos que generen un sentido de pertenencia; incorporan integralmente la visión ciudadana y, principalmente, contribuyen a legitimar y validar estas iniciativas.
Respecto al segundo aspecto, liderar un proceso efectivo de participación ciudadana para un proyecto urbano sostenible implica orientarse hacia ciertos consensos y criterios mínimos, como priorizar a las personas sobre los vehículos; tener en cuenta las variables de adaptación al cambio climático, la protección del ecosistema y la resiliencia; incluir criterios de eficiencia e innovación energética; adoptar principios de diseño urbano seguro, como visibilidad, vitalidad, accesibilidad, buena iluminación y control social informal; y, lo más relevante, garantizar la calidad urbana, que incluye innovaciones en el diseño.
Finalmente, es fundamental reconocer el proyecto como un factor clave en el desarrollo del centro histórico y de la ciudad en general. Esto conlleva rescatar y maximizar el inmenso potencial urbano de este espacio público, un corredor urbano que interconecta distintos elementos y que tiene múltiples capacidades para su evolución, permitiendo salir de la obsolescencia en la que ha estado durante años. La revitalización de este espacio público emblemático contribuirá a la recuperación del casco histórico de Talca. El desafío ahora es sumar esfuerzos, involucrar e informar a la comunidad y a los grupos de interés sobre este invaluable potencial.
Con información de www.diarioelcentro.cl
Con Información de chilelindo.org