La defensa de los Derechos Humanos por Rosita Silva.

A 40 años de distancia, con el peso de la memoria reciente, y en un homenaje a los hermanos Vergara Toledo, asesinados el 29 de marzo de 1985, junto al aniversario del degollamiento de Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino, el 30 de marzo de 1985, la voz de la activista de derechos humanos, Rosita Silva Álvarez, resonó en las calles del Barrio Yungay durante la presentación de su libro titulado -Memoria Subversiva. Una Historia invisible-.

Este libro, publicado por la editorial Tempestades, es un testimonio de su incansable lucha y compromiso con la verdad y la justicia, no solo por el asesinato de su padre, Mario Silva Iriarte, quien era secretario regional del Partido Socialista en Antofagasta en 1973, sino también en memoria de todos los caídos durante la dictadura cívico-militar y la posdictadura. La obra también ofrece su perspectiva sobre las acciones de las agrupaciones de familiares y el movimiento de defensa de los derechos humanos en Chile, en un contexto de terrorismo estatal.

«Este libro es un reflejo de su autora: fuerza, verdad y narrativa», afirmó la periodista Jael Zaliasnik al leer su prólogo titulado -Recoger la vida- durante la presentación. La periodista Myriam Carmen Pinto recordó a la «Rosita Indomable» de los años ochenta, subrayando que su búsqueda de verdad y justicia se convirtió en su razón de vivir y un pilar de su existencia. Además, destacó cómo este libro, desde un «YO memorial», contribuye significativamente a la recuperación de la memoria colectiva de los últimos 55 años.

El acto de lanzamiento, que se llevó a cabo el pasado 28 de marzo, reunió a más de un centenar de personas, incluidos familiares de detenidos desaparecidos, ejecutados políticos, víctimas de explosiones, presos políticos, relegados, sobrevivientes, exiliados que regresaron al país, representantes del pueblo mapuche, jóvenes, líderes sociales, ex dirigentes poblacionales, compañeros de trabajo, amigos, familiares y fotógrafos destacados de la AFI.

Nacida en Vallenar, Rosita Silva Álvarez tenía apenas 14 años cuando su padre fue asesinado en Antofagasta el 19 de octubre de 1973. Los responsables fueron agentes militares bajo el mando del general Sergio Arellano Stark, quien coordinó el operativo de la denominada «Caravana de la Muerte» a órdenes del general Pinochet. Esta comitiva, enviada desde Santiago a las regiones con el pretexto de agilizar juicios de los Consejos de Guerra, ejecutó sin piedad a 97 prisioneros políticos en varias ciudades. Exceptuando Antofagasta, sus cuerpos fueron cruelmente ocultados, formando parte de la dolorosa lista de detenidos desaparecidos hasta hoy. Los crímenes perpetrados por la Caravana de la Muerte simbolizan la impunidad y las violaciones más atroces de los derechos humanos en la historia de Chile.

Con Información de pagina19.cl

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