
Abogada en derechos humanos.
El lunes 9 de junio de 2025, observamos una situación que va más allá de los individuos involucrados, reflejando una problemática más profunda: la criminalización de quienes defienden los derechos humanos. Una embarcación de la Flotilla de la Libertad fue interceptada por fuerzas israelíes en aguas internacionales. Entre los pasajeros se encontraban Greta Thunberg y otros defensores de los derechos humanos. La misión de la embarcación era llevar ayuda humanitaria a Gaza, pero fue detenida y parte de su tripulación deportada.
El propósito del viaje era evidente: enviar comida y suministros básicos a una población palestina asediada mientras se denunciaba el bloqueo que Israel impone sobre Gaza desde hace años, situación que se ha agravado por más de un año y medio de guerra. Este bloqueo continúa limitando la entrada de bienes esenciales en un conflicto armado prolongado que ha dejado miles de muertos y heridos.
Israel argumenta que el barco infringía el bloqueo naval sobre Gaza. Sin embargo, es crucial cuestionar: ¿es este bloqueo legítimo según el derecho internacional?
El derecho internacional humanitario establece límites claros respecto a los bloqueos en situaciones de guerra. El Convenio de Ginebra prohíbe castigos colectivos y cualquier acción de intimidación contra la población civil. Además, el Manual de San Remo —que recoge normas ampliamente aceptadas— prohíbe bloqueos que tengan como objetivo provocar hambre o que causen daños desproporcionados a civiles. En el caso de Gaza, la realidad es irrefutable: una crisis humanitaria extrema, escasez de alimentos y medicamentos, y un bloqueo calificado como ilegal por varios relatores de Naciones Unidas.
La detención de la embarcación ocurrió en aguas internacionales, donde rigen normas aún más estrictas. Los barcos gozan de libertad de navegación y solo pueden ser interceptados en circunstancias excepcionales como piratería, trata de personas, tráfico de drogas, ausencia de bandera o fraude de bandera. Ninguna de estas condiciones aplicaba. La Flotilla transportaba ayuda humanitaria y defensores de derechos humanos, lo que hace que la intercepción haya sido arbitraria y contraria a las normas internacionales.
Cabe recordar que los individuos a bordo, incluida Greta Thunberg, son defensores de derechos humanos protegidos por Naciones Unidas. Su detención y deportación podrían considerarse represalias prohibidas por el derecho internacional.
Este incidente representa mucho más que la historia de Greta. Es un reflejo de una estrategia sistemática de criminalización de aquellos que intentan proteger a poblaciones sometidas a graves violaciones de derechos humanos. Asimismo, sirve como recordatorio de cómo algunos Estados, bajo el pretexto de la seguridad, vulneran principios jurídicos fundamentales mientras miles de civiles palestinos siguen siendo víctimas del bloqueo. Las cifras son alarmantes: al 9 de junio de 2025, más de 54,800 personas han perdido la vida en Gaza, incluyendo 17,400 niños y niñas, y más de 126,000 han resultado heridas desde la ruptura del alto al fuego en marzo, según datos del Ministerio de Salud palestino.
Por ello, más allá de los titulares y de las figuras reconocidas, es urgente que la comunidad internacional y los Estados dejen de permitir este genocidio. Defender los derechos humanos nunca debería considerarse un delito, y silenciar a quienes luchan por la vida no puede ser una estrategia aceptable.
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Con Información de pagina19.cl