Pinos exóticos y cambio climático: la mezcla amenazante para la Patagonia y su aumento en incendios intensos y más frecuentes
Investigadoras argentinas del CONICET han emitido una advertencia respecto a la proliferación de pinos exóticos en la Patagonia y su conexión directa con el incremento de incendios forestales en la región. Según sus estudios, estas especies no autóctonas, en combinación con los efectos del cambio climático, están alterando los ecosistemas y dificultando su rehabilitación luego de los incendios. Juan Paritsis, investigador del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA), expresa que «hay regiones que, tras ser incendiadas, probablemente no volverán a ser bosque», según publica El Cordillerano, Argentina.
La Patagonia se encuentra ante una situación crítica por la introducción de pinos, que no solo modifican el suelo, sino que también generan resina inflamable y dispersan semillas después de un incendio, favoreciendo su expansión. Jorgelina Franzese, investigadora de la Red PINOS, resalta en El Cordillerano que muchos habitantes de Bariloche ignoran que estas especies no son nativas y que aumentan la severidad de los incendios. «La educación ambiental y la eliminación de estas especies son fundamentales para contener esta invasión».
El cambio climático complica aún más el escenario, con veranos más calurosos y secos que elevan el riesgo de incendios. Un estudio del INIBIOMA, mencionado por El Cordillerano, anticipa que la frecuencia de estos eventos podría multiplicarse por dos o tres para mediados de siglo. Aunque los pastizales de la estepa patagónica se recuperan rápidamente, los bosques húmedos, como los de coihue y lenga, enfrentan serios problemas, ya que no renacen tras un incendio y dependen de la dispersión de semillas desde árboles que no han sido afectados.
Las zonas de interfase, donde el desarrollo urbano se integra con áreas boscosas, son especialmente vulnerables. Paritsis enfatiza la necesidad de reducir el material inflamable alrededor de las viviendas y promover el uso de especies nativas menos inflamables en jardines y espacios públicos. «Si no tomamos medidas preventivas y manejamos adecuadamente el territorio, los incendios seguirán aumentando y la recuperación de los ecosistemas será cada vez más difícil», concluye.
Es importante recordar que los incendios forestales que han impactado la Patagonia argentina han arrasado miles de hectáreas en las provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén, y también han afectado áreas fronterizas en Chile.
Alertas desde Chile sobre especies exóticas y pirófitas
Este problema no es exclusivo de Argentina. En Chile, la expansión de especies pirófitas como el eucalipto y el pino insigne ha sido identificada como un elemento clave en el aumento de incendios forestales. Susana Gómez, investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), en una carta a El Mostrador en 2017, denunció que estas especies, apoyadas por el Estado, han invadido el paisaje y aumentado el riesgo de incendios, particularmente en áreas periurbanas.
Gómez critica las afirmaciones de representantes del sector forestal chileno, quienes han minimizado el peligro de incendios asociado a estas especies. La noción de que las plantaciones de pinos y eucaliptos tienen la misma probabilidad de combustión que los bosques nativos es incorrecta y contradice la evidencia científica, asegura la investigadora. Además, destaca que estas especies han evolucionado en respuesta al fuego, lo que las convierte en plantas más inflamables y peligrosas en un contexto de cambio climático.
La Dra. Mary Kalin, Premio Nacional de Ciencias Naturales de Chile, ha comparado los eucaliptos con «árboles gasolina» debido a su alta capacidad de inflamabilidad. Estos árboles producen un aceite que promueve la acumulación de material seco, aumentando el volumen de combustible disponible para los incendios. Kalin advirtió en una publicación de INFOGATE en 2017 que, en un contexto de temperaturas en aumento y menor precipitación, es urgente adoptar medidas preventivas para mitigar los daños sociales y biológicos.
En Chile, la mayoría de los incendios forestales tienen origen humano, y las especies nativas no están adaptadas para resistirlos. Esto contrasta con las plantaciones de pinos y eucaliptos, que no solo son más inflamables, sino que además se benefician del fuego para su reproducción. «Hemos invadido nuestro paisaje con estas especies, y ahora enfrentamos las consecuencias», menciona un artículo de Gómez.
Tanto Gómez como Kalin coinciden en la necesidad de reevaluar las políticas forestales y priorizar la gestión preventiva del paisaje. En Chile, medidas como alejar las plantaciones de áreas urbanas podrían disminuir el riesgo sin afectar significativamente la economía del sector forestal. «La seguridad de las personas que viven en zonas de interfase urbano-forestal debe ser nuestra prioridad», enfatiza Gómez.
En Argentina, la Red PINOS se dedica a la erradicación de pinos exóticos y a la promoción de especies nativas menos inflamables. No obstante, los investigadores advierten que, sin una acción coordinada y políticas públicas efectivas, los incendios seguirán siendo una amenaza creciente. «El cambio climático no cede, y debemos adaptarnos rápidamente para proteger nuestros ecosistemas y comunidades», finaliza Paritsis (El Cordillerano, Argentina).
La situación en ambos países resalta la necesidad de cooperación regional para afrontar un problema que trasciende fronteras. La propagación de especies exóticas, el cambio climático y el manejo inadecuado del territorio son factores que requieren soluciones integrales y fundamentadas en evidencia científica. Solo de esta manera se podrá atenuar el impacto de los incendios forestales y salvaguardar los ecosistemas patagónicos y chilenos para las generaciones futuras.
Con Información de www.elciudadano.com