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En el año 2014, los estudiantes mapuche de la Universidad Católica de Temuco (UCT) identificaron la necesidad de crear un espacio propio para revitalizar su lengua, cosmovisión y formas tradicionales de encuentro. Así surgió la primera ruka en el Campus San Juan Pablo II, un símbolo de memoria y resistencia que, casi una década después, ha sido reconstruido para fortalecer la identidad mapuche en la vida universitaria y regional.
Dado el desgaste natural de la estructura original, la comunidad universitaria, liderada por la Agrupación Estudiantil Mapuche UCT Mew, junto a diversas unidades de la universidad, llevaron a cabo un proceso integral de reconstrucción que respetó las técnicas tradicionales y utilizó materiales de La Araucanía.
Este esfuerzo colectivo culminó con la inauguración oficial de la nueva ruka, que se establece como un lugar de encuentro, aprendizaje y diálogo intercultural para toda la comunidad.
Inauguración llena de significado
La ceremonia reunió a autoridades mapuche, universitarias, estudiantes y miembros de la comunidad regional, quienes en el interior de la ruka compartieron un momento de reflexión sobre el significado cultural y educativo de este renovado espacio.
La rectora de la UCT, Marcela Momberg, destacó que “este proyecto es un esfuerzo colaborativo entre las agrupaciones estudiantiles y las distintas facultades, así como la Infraestructura y Servicios Generales. El objetivo es contar con esta ruka para generar espacios de diálogo, compartir y aprender sobre la cultura del pueblo mapuche”.
Más allá de su valor arquitectónico, la estructura busca establecer un espacio permanente de formación, revitalización lingüística y conexión con el territorio. Para Celeste González, miembro de la agrupación estudiantil, este lugar representa una continuidad de una iniciativa iniciada en 2014 “ante la necesidad de los estudiantes mapuche de tener un espacio propio para elevar el mapudungun y fortalecer nuestra identidad”. La estudiante añadió que “estamos contentos de compartir este espacio e invitar a que sea un lugar de diálogo constante”.
Compromiso y revitalización
La reconstrucción fue posible gracias al trabajo de rukafe —constructor tradicional de rukas— Álvaro Navarro Aburto, quien lideró la obra aplicando técnicas ancestrales, demostrando la relevancia de estos conocimientos en cada aspecto de la estructura.
Navarro comentó que “el desafío comenzó con las conversaciones entre los estudiantes de la agrupación, quienes expresaron la necesidad de reconstruir la ruka. He construido otras y sentí la necesidad de mostrar que, como pueblo, podemos sorprender mediante técnicas ancestrales, por eso acepté el reto de trabajar aquí”.
Esta ruka busca ser un espacio continuo de formación, revitalización identitaria y conexión con el territorio. Su reconstrucción simboliza el compromiso conjunto de avanzar hacia una educación intercultural con un enfoque territorial y culturalmente pertinente, fortaleciendo la colaboración entre estudiantes, unidades académicas y comunidades.
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Con Información de pagina19.cl