El mayor encuentro sobre el futuro en América Latina ha concluido, pero más que un cierre, esto marca el inicio de una nueva discusión. Durante dos días, 800 participantes, tanto presenciales como en línea, se involucraron en una conversación transformadora sobre lo que les depara a la humanidad en los próximos años. No se trató de meras hipótesis, sino de realidades en desarrollo.
Desde la posibilidad de revertir el envejecimiento hasta la creciente presencia de agentes autónomos que ya están tomando decisiones por nosotros, quedó claro que estamos al borde de una profunda reestructuración en nuestra comprensión de la salud, el trabajo, el poder, la privacidad y el propósito.
«La pregunta clave es qué papel desempeñamos en todo esto», planteó Pilar Manchón, directora de IA en Google, en una intervención que combinó ética, urgencia y pedagogía. «¿Conocemos nuestro rol como individuos, empresas y región? ¿O aceptaremos que otros están decidiendo por nosotros?». Su mensaje fue claro: educarse, informarse y actuar. Porque el futuro no es neutral, ni tampoco lo es el uso de la tecnología.
Uno de los momentos más impactantes provino del ámbito de la biotecnología. Raymond McCauley, reconocido bioingeniero y cofundador de BioCurious, lo expresó sin rodeos: «Ya no se trata solo de vivir más tiempo, sino de vivir mejor. Podemos predecir enfermedades, personalizar tratamientos e incluso revertir el envejecimiento, como ya se ha logrado en ratones». Y añadió: «No solo estamos creando vacunas; estamos reprogramando el sistema inmune, al igual que se reprograma una computadora».
No obstante, este panorama de rápidos avances científicos coexiste con tensiones sociales, económicas y políticas profundas. «La gente no resiste el cambio en sí, sino la pérdida que anticipan con ese cambio», reflexionó Kent Langley, experto en transformación digital. «Esa resistencia no es racional; está profundamente arraigada en la psicología humana».
A medida que la tecnología avanza, los riesgos también aumentan. Así lo advirtió Jaya Baloo, experta en ciberseguridad: «Las cámaras, cerraduras y asistentes de voz en nuestros hogares ya son puntos vulnerables. Si no nos sentimos cómodos protegiéndolos, terminaremos hackeándonos a nosotros mismos». La privacidad, dejó claro, no es un lujo, sino un pilar fundamental para mantener la confianza en un mundo digitalizado.
No solo hubo advertencias. También se creó un espacio para imaginar y construir. Desde la exploración de la IA como una aliada en salud mental, hasta el entusiasmo por una economía inmersiva, donde el trabajo y el aprendizaje tendrán lugar en entornos completamente nuevos. En este contexto, la reflexión de Manchón resonó como un faro ético: «La tecnología debe estar al servicio de la humanidad y no al revés».
Bárbara Silva, CEO de Singularity Chile y socia de Singularity University, concluyó el encuentro con una invitación abierta: «Durante estos días iniciamos un movimiento de ideas que debe transformarse en acción. Esto es solo el inicio, no el final. Si el futuro no es lo que viene, sino lo que somos capaces de hacer con lo que tenemos hoy, entonces el momento de actuar es ahora».
Las reflexiones más destacadas de este encuentro están disponibles en www.singularitychile.com y en las redes sociales @singularitychile.
Con Información de desenfoque.cl