El TDAH, según la Asociación Americana de Psiquiatría, es una condición médica en el ámbito de la salud mental, caracterizada por un patrón de hiperactividad-impulsividad o inatención. Sin embargo, en la práctica clínica, se observa que sus implicaciones son mucho más profundas, presentando desafíos reales en las funciones ejecutivas que afectan la calidad de vida de quienes lo padecen.
Este “trastorno” es común en la niñez y adolescencia, interfiriendo en el desarrollo social y escolar de los jóvenes.
Pero, ¿realmente podemos catalogarlo como un «trastorno» en el sentido estricto? La Dra. Melissa Álvarez Majmut, neuróloga y directora del Espacio Terapéutico Neuro Estímulo, aboga por un cambio en el paradigma médico hacia una perspectiva más comprensiva y empática, que trate a la persona como un todo. Desde su enfoque, enfatiza que “no existe un cerebro completamente igual a otro, y debemos respetar tanto los talentos como los desafíos de cada individuo”. Además, menciona que la Neurodiversidad hace referencia a la infinita variedad en el funcionamiento cerebral, considerada una característica natural de la población.
La especialista sostiene firmemente que las neurodivergencias, que incluyen el TDAH, el autismo y la dislexia, «no deben ser vistas como enfermedades, sino como variaciones; ni mejores ni peores, simplemente diferentes». Aunque términos como «trastorno» persisten en manuales diagnósticos como el DSM-5, tanto la comunidad neurodivergente como muchos profesionales prefieren el uso de «condición» o simplemente refiriéndose a la persona como autista o con TDAH, buscando eliminar la connotación negativa y el estigma asociado.
DESMITIFICANDO CREENCIAS ERRÓNEAS
El TDAH es “una condición rara o poco frecuente”
Uno de los mitos más comunes es que el TDAH es inusual o un problema menor. Las estadísticas refutan esto:
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2017 se estimó que entre el 8% y el 12% de niños y adolescentes a nivel mundial presentan TDAH. En Chile, la prevalencia en escolares es de entre el 6-10%, en adolescentes llega hasta el 6% y en adultos hasta el 4%, dependiendo de las series.
El TDAH implica discapacidad
Otro error común es que se cree que el TDAH está asociado a discapacidad intelectual. La Dra. Álvarez Majmut aclara que “el TDAH no implica discapacidad intelectual. De hecho, cuando coexiste con esta última, puede haber manifestaciones que se confundan con TDAH; además, es posible tener TDAH y Altas Capacidades Intelectuales simultáneamente”.
Debes “curar” tu TDAH
La neuróloga enfatiza que no se trata de “curar” el TDAH, sino de ofrecer “apoyos” personalizados. El manejo incluye tanto tratamientos farmacológicos como enfoques no farmacológicos, como ejercicio físico, terapia ocupacional y psicoterapia. El objetivo es ayudar a la persona a alcanzar su máximo potencial y desarrollar sus habilidades, facilitando su vida en un entorno que a menudo carece de empatía.
“Molestos y ruidosos”
A pesar de ser una variación natural, los niños y adolescentes con TDAH suelen enfrentar estigmas y exclusión en el ámbito escolar, siendo etiquetados como “molestos” o “ruidosos”. Si bien la hiperactividad puede estar presente, no es la norma en todos los casos. Esta discriminación afecta profundamente la autoestima de las personas, en especial durante la adolescencia y la adultez.
La Dra. Álvarez establece con claridad: “la calidad de vida de una persona neurodivergente depende del conocimiento que la sociedad tenga sobre la condición. Educar e informar son las herramientas más efectivas para erradicar la ignorancia y el estigma, estableciendo así los cimientos para una sociedad inclusiva que valore la diversidad”.
Adoptar una perspectiva de neurodiversidad es el primer paso para derribar mitos y construir un futuro en el que todas las mentes sean reconocidas y valoradas.
Con Información de hoysantiago.cl