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En su discurso pronunciado este jueves en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV se dirigió a todos con su lema y envió un saludo especial a los peruanos de Chiclayo, donde fungió como obispo y el Papa Francisco lo designó Cardenal.
A continuación, se presenta el discurso completo del Pontífice:
«La paz esté con todos ustedes.
Queridos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo resucitado, el Buen Pastor que ha entregado su vida por el rebaño de Dios.
Deseo que este mensaje de paz penetre en sus corazones, alcanzando a sus familias y a todas las personas, dondequiera que se encuentren, a todos los pueblos y a toda la tierra.
Que la paz esté con ustedes.
Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz que no lleva armas, que es desarmante y persistente, que procede de Dios, quien nos ama incondicionalmente. Aún resuena en nuestros oídos la voz tenue pero valiente del Papa Francisco bendiciendo a Roma.
El Papa que bendecía a Roma, también extendía esa bendición al mundo entero en la mañana de Pascua. Permítanme continuar con esa bendición: Dios los ama profundamente, Dios ama a todos y el mal no triunfará. Estamos todos en las manos de Dios.
Por lo tanto, avancemos sin miedo, unidos, codo a codo con Dios y entre nosotros. Seamos discípulos de Cristo. Él nos guía. El mundo necesita su luz; la humanidad lo necesita como el puente que nos conecta con el amor divino. Ayudémonos mutuamente a construir puentes a través del diálogo y el encuentro, uniendo a todos para ser un solo pueblo, siempre en paz.
Agradezco al Papa Francisco.
Quisiera expresar mi gratitud a todos los cardenales que me han elegido como sucesor de Pedro, para caminar junto a ustedes como una Iglesia unida, siempre buscando la paz y la justicia, trabajando como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, proclamando el Evangelio y siendo misioneros.
Soy un hijo de San Agustín, agustino, quien dijo: «Con ustedes soy cristiano, y para ustedes, obispo». En este sentido, podemos todos avanzar juntos hacia la patria que Dios nos ha preparado.
Un saludo especial a la Iglesia de Roma.
Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una que construya puentes de diálogo, siempre dispuesta a acoger, como esta plaza, con los brazos abiertos a quienes lo necesiten, ofreciendo caridad, presencia, diálogo y amor.
Y si me permiten, una mención especial para todos en mi querida diócesis de Chiclayo, Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, compartiendo su fe y contribuyendo tanto para seguir siendo una Iglesia fiel a Jesucristo.
A todos ustedes, hermanos y hermanas de Roma, Italia y del mundo entero, anhelamos una Iglesia sinodal que camine junta, buscando siempre la paz y la caridad, y que esté cerca de quienes sufren.
Hoy, en el día de la Virgen de Pompeya, nuestra Madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca de nosotros, y ayudarnos con su intercesión y amor.
Ahora quiero orar junto a ustedes por esta nueva misión, por toda la Iglesia y por la paz del mundo. Pidamos esta gracia especial de María, nuestra Madre.»
Con Información de desenfoque.cl