Edgardo Riveros es un abogado y académico en la Universidad Central, así como un político chileno con una sólida carrera en relaciones internacionales. Se desempeñó como subsecretario de Relaciones Exteriores durante el segundo mandato de Michelle Bachelet y ha ocupado roles clave en el Congreso Nacional, contribuyendo al desarrollo de la política exterior chilena por más de 30 años. Con un profundo conocimiento del comercio global y la institucionalidad multilateral, Riveros brinda una perspectiva clara sobre los retos que enfrenta Chile en un contexto internacional caracterizado por el proteccionismo y la incertidumbre.
En 2025, la administración del presidente estadounidense Donald Trump inició un aumento de tensiones arancelarias hacia China y otras naciones, con el objetivo de proteger la industria estadounidense. Esto resultó en la imposición de aranceles a numerosos productos, generando una guerra comercial que reconfiguró las cadenas de suministro globales y preocupó a economías interdependientes como la chilena.
Aunque Chile no fue el foco de estas medidas, sí sintió sus efectos tras el anuncio de un arancel del 10% sobre productos como uvas, arándanos y salmón, fundamentales para nuestras exportaciones. Es relevante recordar que en 2024, las exportaciones de frutas chilenas a EE. UU. alcanzaron los US$ 1.780 millones, con las uvas representando casi la mitad de esa cifra, es decir, unos US$ 894 millones.
Con una red de tratados de libre comercio activos y un modelo de inserción internacional abierto, Chile sigue evaluando riesgos, fortaleciendo su diplomacia económica y considerando nuevas estrategias ante un entorno más inestable.
Edgardo Riveros comparte su análisis con el diario La Nación sobre cómo Chile ha enfrentado esta situación, qué sectores han estado más expuestos, las lecciones que deja este ciclo para el futuro de la política comercial y el rol que debe desempeñar el país en la defensa del multilateralismo.
¿Cómo evalúa el impacto de las guerras arancelarias iniciadas por Donald Trump, especialmente contra China, en la economía chilena?
-En primer lugar, es importante señalar que Chile es parte de la economía global, por lo que el impacto generado por las decisiones de Donald Trump, no solo hacia China, sino hacia otros países, tuvo un efecto residual en nuestro país. El impacto directo ha sido limitado, dado que no ha afectado directamente al cobre y nuestro Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos ayuda a mantener una relación bilateral favorable. Aunque Chile enfrenta un arancel del 10%, el tratado, que ya está vigente, permite que ese arancel se convierta en cero. Por tanto, el efecto es más un impacto residual que algo directo. Además, el tratado ha funcionado bien y la balanza comercial, aunque equilibrada, es favorable a Estados Unidos. Así que, en resumen, el impacto ha sido limitado y chile cuenta con una buena base comercial.
¿Qué sectores productivos chilenos se vieron más afectados por las restricciones arancelarias de EE.UU.?
-Podría pensarse que el sector del cobre se vería severamente afectado, pero hasta ahora no hemos visto un impacto significativo. Lo mismo ocurre con la fruticultura; los exportadores de frutas no han sufrido demasiadas consecuencias. Chile se beneficia de una diversificación en su mercado mundial, donde Estados Unidos es solo nuestro segundo socio comercial. Esta diversidad permite que el impacto se atenúe, y por lo tanto, no hemos notado una afectación directa notable.
¿Surge alguna oportunidad para Chile en el contexto de la guerra comercial entre EE.UU. y China, como el redireccionamiento de flujos comerciales?
-Chile cuenta con una red de tratados de libre comercio que regula aproximadamente el 80% de nuestro comercio. Esto permite que, ante problemas en el mercado chino, podamos redireccionar nuestras exportaciones a otros destinos. Aunque esta reorientación no es inmediata, nuestros productores, con la experiencia adquirida, están mejor preparados para adaptarse rápidamente.
Desde su experiencia en relaciones internacionales, ¿cómo ha respondido Chile ante estas tensiones arancelarias globales?
-Es fundamental destacar que Chile tiene una buena trayectoria en la relación público-privada. Hay un diálogo significativo no solo desde la Cancillería, sino también a través de la Subsecretaría de Comercio Exterior, que coordina esfuerzos con múltiples áreas del gobierno. Esta colaboración entre el sector público y privado es clave para desarrollar estrategias efectivas ante la situación actual. El Estado y el sector privado deben trabajar juntos, de manera que todos los actores estén alineados en la implementación de estas estrategias.
¿Qué enseñanza deja este periodo para la política comercial chilena en un mundo más inestable?
-Una lección vital es la necesidad de diversificación en nuestra inserción internacional. La dependencia excesiva de un solo mercado o tipo de inversión nos hace vulnerables. La diversificación y una sólida estructura de acuerdos comerciales son esenciales para enfrentar crisis. Episodios anteriores nos han demostrado que una inserción internacional estratégica es fundamental. Las políticas nacionalistas y proteccionistas no son el camino correcto en un mundo interdependiente, como lo ha demostrado la propia experiencia de Trump.
Además, la interdependencia actual se ve acentuada por el avance tecnológico, y los países deben reconocer que están conectados entre sí. A medida que se intensifican las tensiones, es importante mantenerse flexible y evitar caer en políticas rígidas.
Finalmente, ¿qué rol pueden jugar las instancias multilaterales como la OMC ante medidas unilaterales y cómo debe Chile contribuir a su fortalecimiento?
-La OMC ha tenido sus altibajos, pero su existencia es crucial. Sin ella, la situación sería mucho más grave. Los actores deben comprometerse genuinamente con esta institucionalidad, ya que su funcionamiento depende de la voluntad de los Estados. La desestabilización de organismos como la OMC es responsabilidad de los propios países, y no solo de la institución. Por tanto, es fundamental que Chile y otros Estados se alineen para fortalecer estas instituciones y asegurar que el multilateralismo siga siendo un pilar en el comercio global.
Con Información de www.lanacion.cl