En el contexto del 8 de marzo y considerando los desastres que han afectado al país, es fundamental señalar que no todas las personas sufren las consecuencias de manera uniforme. El impacto de estos eventos está intrínsecamente relacionado con las desigualdades preexistentes en la sociedad, siendo el género una de las dimensiones más relevantes.
El 8M nos recuerda que las disparidades de género siguen presentes. Por ello, es esencial reconocer que las desigualdades sociohistóricas basadas en diferencias biológicas han generado un contexto en el que las mujeres, en diversas sociedades, tienden a tener un acceso desigual a recursos y activos. Esta situación puede complicar su capacidad para enfrentar, resistir y recuperarse de un desastre.
Para lograr una reducción efectiva del riesgo de desastres, es necesario disminuir la vulnerabilidad, y una de sus causas más profundas son las desigualdades de género. En este sentido, su abordaje es fundamental en la gestión del riesgo de desastres y no debe considerarse un tema ajeno.
A pesar de los progresos realizados, mientras persistan desigualdades en trato, remuneración y desarrollo personal o profesional por cuestiones de género, seguiremos generando situaciones de vulnerabilidad en determinados grupos sociales frente a los riesgos de desastres.
Katherine Campos Knothe. Profesional de CIGIDEN y Doctora (c) en Sociología UC.
Con Información de desenfoque.cl