En Chile, donde la población de más de 60 años está creciendo rápidamente, nos encontramos ante una pregunta crucial: ¿Cómo podemos establecer un modelo inclusivo que garantice el bienestar de las personas mayores? Desafortunadamente, los esfuerzos han sido dispersos y, en muchos casos, insuficientes. Desde mi perspectiva, la solución radica en implementar políticas públicas bien estructuradas, fomentar alianzas internacionales y mostrar un verdadero compromiso con la inclusión.
Desde que resido en España, he observado con interés cómo este país ha avanzado en la creación de un sistema de cuidados que atiende las necesidades de una población que envejece rápidamente. Gracias a normativas como la Ley de Dependencia y a una creciente colaboración entre las comunidades autónomas, España ha establecido precedentes en la creación de redes de apoyo para personas mayores, dependientes y sus familias. Sin embargo, el sistema también enfrenta retos en términos de sostenibilidad financiera y desigualdades territoriales que pueden ofrecer valiosas lecciones para Chile.
A nivel global, el envejecimiento de la población es un reto compartido. Países como Japón y Singapur han implementado soluciones innovadoras que combinan tecnología, servicios comunitarios y una cultura de respeto hacia los mayores. Chile tiene la capacidad y la obligación de aprender de estas experiencias y adaptarlas a nuestra realidad.
Desde mi posición como adulto mayor y con el apoyo de Sinergia Humanitaria, hago un llamado a fortalecer nuestras políticas públicas, promoviendo el intercambio de buenas prácticas y priorizando estrategias que nos permitan enfrentar este desafío mundial con dignidad, eficacia y una visión a largo plazo.
En un mundo interconectado, la inclusión de los adultos mayores es una responsabilidad global, que se alinea con los objetivos de desarrollo que buscamos alcanzar como sociedad para el 2030.
Jose Luis Balmaceda
Adulto mayor y presidente de Sinergia Humanitaria.
Con Información de hoysantiago.cl