Avances de marzo – Página 19

Marzo representa el tercer año de gobierno y un momento clave para definir las candidaturas presidenciales.

Es importante mencionar, a modo de recordatorio sobre la necesidad de un sistema de justicia transparente y justo, el desafortunado allanamiento en el hogar de la Diputada Cariola el mismo día en que nació su hijo.

Esto es inaceptable, especialmente considerando que se trata de la entidad encargada de administrar justicia de manera equitativa. Se espera, y se reitera, que el Ministerio Público, que debe proteger la privacidad de las personas en investigación, no filtre conversaciones privadas que no tienen relación con los hechos en cuestión. El jurista Jorge Correa Sutil ha calificado acertadamente estos actos como corruptos y delictivos, y no podría estar más en lo cierto.

Pasando a la política, el proceso político-electoral ya en marcha en Chile comienza a consolidarse en un contexto internacional complicado, que favorece a sectores que ignoran tanto a sus adversarios como a las instituciones. Este es el estilo de la oligarquía plutocrática que se está imponiendo en diversas partes del mundo, siendo Trump, en su alianza con magnates tecnocapitalistas, la mejor representación de esta tendencia.

Entre las características de la narrativa plutocrática, se pueden destacar algunas notorias. Primero, apoyándose en el control de los medios de comunicación, equipara la riqueza y el éxito financiero con inteligencia y capacidad de liderazgo. Esta narrativa justifica la concentración de poder y riqueza en manos de una élite privilegiada, convencida de ser la más capacitada para liderar la sociedad por encima de las instituciones.

Para alcanzar sus fines, insultan y deshumanizan a aquellos que, desde otras perspectivas, abordan temas como la desigualdad o la explotación en las relaciones sociales, promoviendo desde su supremacismo el exterminio de otros pueblos, como el palestino. Detrás de este discurso, se producen despidos y se pierden derechos laborales y de género, lo que inicia una mayor erosión de los derechos civiles. Este es el umbral que permite el uso de la fuerza bruta.

Sin embargo, sería erróneo pensar que la consolidación de estos sectores ocurrió de la noche a la mañana, como si no hubiera habido procesos sociales, económicos y políticos de larga data.

Si estos sectores lograron ganar influencia en las clases medias y trabajadoras, dondequiera que accedieron al poder, es debido a una percepción arraigada, seguida de frustración, sobre la incapacidad del régimen democrático para abordar sus problemáticas. La parálisis de los órganos de representación, las disputas internas que carecen de sentido más allá de sus protagonistas, la corrupción y el clientelismo, así como los privilegios de quienes están al poder, han promovido este fenómeno.

Sería igualmente imprudente desestimar estas tendencias autoritarias y expansionistas en el contexto global. El hecho de ser un país pequeño en el sur del mundo no nos hace inmunes a estas amenazas. La derecha chilena está atenta al escenario político internacional y observa cómo la ultraderecha en el poder «innova» sus métodos de gobierno, como la gobernanza por decreto.

No es necesario mirar hacia EE. UU. y los centros europeos bajo control ultraderechista para notar esta tendencia. Basta con observar lo que sucede al otro lado de la cordillera, donde, a poco más de un año en el poder, un gobernante extremista y desquiciado como Milei ha sumido a Argentina en el caos. Trump apenas lleva unos días en el gobierno y ya ha iniciado guerras arancelarias con varios países, comenzando por México y Canadá, sus vecinos más próximos.

El rumbo de la política mundial aún está por definirse. Sin embargo, Chile necesita crear nuevos escenarios y abrirse a otras fuerzas presentes en el ámbito global. La administración actual de Estados Unidos no dudará en aplicar su agresiva política arancelaria hacia nosotros. Los BRICS representan un campo de oportunidades en comercio, economía y relaciones políticas colaborativas.

En lo local, un elemento común en el mapa político interno es que las coaliciones más relevantes reconocen que ganar el gobierno sin una mayoría en el Congreso dificulta la implementación de su programa.

Esto se evidencia en la ácida y corrosiva oposición que ha caracterizado a la derecha durante estos tres años del gobierno del presidente Boric. La única excepción fue un enfoque algo más constructivo observado durante la negociación de la Reforma de Pensiones, un avance parcial, comparable en profundidad a otras conquistas obtenidas en las últimas décadas por diferentes gobiernos democráticos.

Desde una perspectiva de gestión política, el Presidente Boric ha logrado cohesionar la diversidad en su gabinete y evitar que las diferencias internas afecten la administración gubernamental. El orden de sus fuerzas políticas ha permitido resistir el asedio constante de la oposición de derecha y atender temas de seguridad pública que han cobrado relevancia en la agenda pública, así como avanzar en otras materias, como la jornada laboral de 40 horas y el copago cero en Fonasa, entre otros.

Sin embargo, no se puede concluir que se han realizado avances significativos hacia la conexión entre la política y la sociedad. La situación podría haber sido diferente si, en la fase inicial de su gobierno, se hubieran priorizado las demandas sociales surgidas a partir de la revuelta social de 2019. Ha habido una excesiva concentración en la gestión a nivel central de Estado, desatendiendo a otros niveles.

Más allá del Congreso, existen otros espacios intermedios, como los municipios, que el gobierno de Boric ha desaprovechado en su búsqueda de soluciones ante el cerco que la derecha le ha impuesto desde el principio. Tampoco ha habido progreso en la relación con las expresiones de la sociedad civil, que son desafíos aún por resolver y fundamentales para avanzar hacia una democracia más profunda. Las reuniones selectas tipo cheese & wine de ministros de Estado con representantes de las élites tampoco han contribuido de manera positiva en este sentido.

Manejando de cerca la evolución de la situación mundial, los elementos clave que podrían contribuir a resolver favorablemente el actual escenario son: buscar la unidad con todas las fuerzas que apoyen un programa de cambios, establecer un conjunto de demandas que aborde las urgencias sociales y formar una lista única parlamentaria que permita llevar a cabo el programa de gobierno.

Nadie dice que esto sea fácil, pero tampoco es imposible.

Con Información de pagina19.cl

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