Año 2025: Expansión en el Medio Oriente y transformaciones en el panorama geopolítico.

Se ha acumulado suficiente evidencia para indicar que Israel estaba al tanto del brutal ataque de Hamas del 7 de octubre. Este ataque sirvió de pretexto para una represalia significativa, permitiéndole a Israel reclamar los territorios que ha anhelado. Era la excusa ideal. En este contexto, el ex presidente Trump se convierte en el salvador de Netanyahu, sugiriendo que Gaza será parte de Estados Unidos y que los palestinos serán reubicados en «hermosas casas». Posteriormente, se buscaría la ocupación de Cisjordania, mientras que otros territorios se discutirán más adelante. De manera gradual, el sur de Líbano también se está considerando. Sin embargo, no está claro cómo se manejarán las reacciones de Irán, Hamas, la Autoridad Nacional Palestina y Arabia Saudita, que apoya la coexistencia de dos estados. Trump seguramente encontrará otra forma de provocar para abordar estos desafíos futuros.

Como es habitual, hay quienes se extralimitan, como la empresa inmobiliaria israelí Harry Zahav, que ya está promoviendo propiedades con vista al mar en Gaza, presentando diseños de casas sobre los escombros, ofreciendo terrenos atractivos, edificios de apartamentos, centros recreativos y grandes tiendas de marcas reconocidas, todo construido sobre los cuerpos aún no recuperados.

Poco a poco, comenzarán a surgir los resultados de esta ofensiva geopolítica: ambiciosos proyectos inmobiliarios en Gaza, acceso a valiosas tierras raras en Ucrania, y un aumento en la venta de armas a nivel global como consecuencia de las amenazas que se originen de aquellos que intenten frenar este esquema, apoderándose de los centros de decisión y profundizando el modelo imperial.

Los responsables de esta situación parecen pensar: todo esto es nuestro de una vez por todas. Trump encontrará la forma de mantenerse en la presidencia. Total, se ha mostrado bastante decidido.

Ante esta realidad, estamos a las puertas de un nuevo orden geopolítico mundial. Se está buscando una nueva forma de acumular riqueza a nivel global. Estamos viendo un desplazamiento en las áreas de conflicto que alterará el panorama estratégico. Se retoman las bases de un nuevo imperialismo estadounidense apoyado por sus aliados en todo el mundo.

Una de las figuras clave en la implementación de estos cambios es Donald Trump, el nuevo presidente de Estados Unidos. Hay dos actores principales que impulsan este reordenamiento: el Complejo Militar Industrial y poderosas organizaciones de interés judío de ideología derechista, mayormente situadas en EE.UU. Desde allí, generan escenarios bélicos que demandan armamento, mientras promueven la expansión de Israel en el Medio Oriente hasta alcanzar un territorio considerado «bíblico», es decir, legítimamente entregado por Dios. Ambos actores tienen intereses comunes con Estados Unidos y conglomerados económicos europeos basados en una relación de subordinación.

El Operador

Donald Trump es el individuo que mejor se ajusta para llevar adelante esta ofensiva: carece de una comprensión profunda de las dinámicas políticas, diálogo y acuerdos, lo que no genera en él ningún tipo de escrúpulo. Para él, su prioridad personal es acumular el máximo poder y recursos posibles; su enfoque en las relaciones se basa en la confrontación y la agresividad, presentando un discurso que genera confusión y un perfil difícil de descifrar. Ve el respeto por la legislación y los estándares nacionales e internacionales como una debilidad. Estas características le proporcionan las herramientas necesarias para intentar desmantelar el orden mundial actual, buscando transitar de un mundo multipolar, que ha evolucionado hacia uno basado en reglas, a un mundo bipolar dominado por un segmento imperial centrado en EE.UU. y sus aliados europeos y de Oriente Medio.

El Diseño Estratégico

La estrategia involucra amenazar a la Confederación Rusa, obligándola a reaccionar a través de ataques a Ucrania en un esfuerzo por protegerse de las amenazas de la OTAN. Esto ha permitido que Ucrania funcione como una fachada para encubrir los verdaderos intereses mencionados anteriormente. Su función ha sido suministrar armas y financiamiento, ambos con un origen discutible. La idea es que Rusia se enfrente a la OTAN y EE.UU. sin que se perciban plenamente las implicaciones, logrando, además, que Rusia se presente como el país agresor y expansionista. Esta táctica también permite que las enormes deudas de Ucrania por el apoyo recibido sean saldadas mediante recursos naturales, tierras raras y otros minerales que enriquecerán a quienes las respaldan. Sumado a ello, se observa un aumento en la demanda por parte del complejo militar industrial, incentivando a todos los países convencidos de la necesidad de armarse contra una supuesta ofensiva rusa. EE.UU. y la Unión Europea proporcionan armas que son adquiridas por estos países y ofrecen financiamiento que deberá ser reembolsado de alguna manera; ya se empiezan a vislumbrar formas de cómo se llevará a cabo esto. Además, la OTAN debe tener cuidado de no dejar de incrementar el porcentaje de su PIB destinado a armamento, que debería alcanzar el 5%, el cual será financiado por contribuyentes.

El “pobre señor Zelensky” asumió su rol como fachada para las fuerzas de OTAN y del Pentágono. Quizás en su interior pensó que podría vencer a la Confederación Rusa con el respaldo en armamento y financiamiento. Su imagen desoladora ha circulado por distintos foros, proclamando victorias y pidiendo más recursos. La entrega de armas se ha hecho con cautela, evitando que los combatientes revelen su auténtica identidad y la Federación Rusa opte por un enfrentamiento directo con ellos, dejando las cosas claras.

Con Información de pagina19.cl

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