Pronto estaremos en Marte, afirmó Donald Trump en su primer discurso sobre el Estado de la Nación de su segundo y, tal vez, último período presidencial. Por el tono de su mensaje, existe la posibilidad de que intente emular la tendencia de cambios constitucionales en la región para asegurarse una reelección indefinida. ¿Y el estado de la Nación? Indeterminado, con una inclinación hacia el aislacionismo. Desde la perspectiva de la paz, en un contexto donde las capacidades bélicas y criminales se encuentran dispersas globalmente, esto representa una de las peores noticias.
El principal afectado en este momento es Europa. Desde la Segunda Guerra Mundial, la relación transatlántica ha sido fundamental para el sistema internacional. Sin embargo, Trump ha desafiado este principio al darle prioridad a la relación con Rusia, que es una de sus principales fronteras reales, debilitando así la concepción de una cooperación estratégica con Europa. Rusia, ahora respaldada por Trump, se mantiene como el mayor riesgo estratégico para Europa, mucho más allá del conflicto en Ucrania.
En el ámbito multilateral global, su enfoque transaccional de la política exterior transgrede la antigua postura de su país, que se basaba en la cooperación multilateral, el libre comercio y la promoción de valores democráticos. En su lugar, la caracteriza por un nacionalismo económico, un aislacionismo estratégico y la imprevisibilidad en sus decisiones de poder.
La ruptura con el atlantismo, especialmente con el Reino Unido, y el debilitamiento objetivo de la OTAN, obliga a Europa a desarrollar una estrategia cada vez más autónoma. Esto representa un desafío para la estabilidad interna de la Unión Europea y puede potenciar la inestabilidad global a través de tensiones en pequeños escenarios, que se encuentran autónomos de facto y probablemente en aumento. El nacionalismo económico y la concepción transaccional de la política exterior de Trump evocan los años 30 del siglo pasado, un período caracterizado por tensiones comerciales y geopolíticas, el ascenso del nazifascismo en Europa y el aislacionismo de «América Primero», que finalmente desencadenó la Segunda Guerra Mundial.
Amenazas a la Seguridad Europea y problemas para el Reino Unido
En respuesta a la política exterior de Trump, analistas europeos han sugerido que la Unión Europea y el Reino Unido podrían enfrentar un periodo prolongado de hostilidad fría con EE.UU., lo que transformaría la dependencia tecnológica y militar en una grave vulnerabilidad si “el emperador naranja”, como lo llaman algunos periodistas británicos, decide reforzar su apoyo a Rusia, retirar servicios estratégicos como Starlink de Elon Musk y/o compartir inteligencia con Rusia.
La pregunta crucial es compleja: ¿Cómo pueden Europa y el Reino Unido defenderse sin el apoyo de EE. UU.? O, lo que es aún más inquietante, ¿cómo podrían protegerse de EE. UU. si persisten esas acciones agresivas contra la alianza atlántica? La intención de Trump sobre Groenlandia, mencionada sutilmente en su discurso sobre el Estado de la Nación, no parece ser un mensaje pacífico. Para Europa y el Reino Unido, Rusia constituye la principal y vital amenaza estratégica en el corazón del viejo continente, y las ambiciones de Trump respecto a Groenlandia parecen potenciar esta amenaza. Francia es el país europeo con los sistemas militares y de seguridad más independientes. Sin embargo, Inglaterra no ha tenido esa independencia desde el inicio del atlantismo. Proyectos de seguridad como Prisma, Echelon, Tempora o XKeyscore ilustran la fuerte presencia de los servicios de inteligencia estadounidenses en el Reino Unido, que han estado involucrados en escándalos políticos durante décadas.
XKeyscore es un sistema informático secreto operado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EE. UU. para buscar y analizar datos en Internet. Forma parte de una red más amplia que incluye a otros organismos internacionales como la Dirección de Señales de Defensa de Australia y la Oficina de Seguridad de Comunicaciones del Gobierno de Nueva Zelanda. Su existencia fue revelada por el analista Edward Snowden, y permite identificar la nacionalidad de una persona al analizar el lenguaje de correos electrónicos interceptados ilegalmente. Se ha utilizado en América Latina, específicamente en Colombia, Ecuador, México y Venezuela. Este programa está integrado en redes informáticas que la NSA denomina Digital Network Intelligence (DNI), cuyo objetivo es buscar metadatos, contenido de correos electrónicos, historial de navegación, nombres, números de teléfono, direcciones IP, idiomas y ciertas palabras clave de cualquier actividad en Internet. XKeyscore permite acceder de manera sencilla a enormes bases de datos de diversas agencias de manera totalmente ilegal.
La NSA se vale de la agencia británica GCHQ (Government Communications Headquarters) como subcontratista. Sus funciones incluyen inteligencia de señales (SIGINT) enfocada en el antiterrorismo y el crimen organizado, así como información de seguridad (IA), especializada en la protección de los sistemas de comunicaciones del gobierno británico, siendo esta última la más compleja por su impacto cotidiano. La ideología autoritaria que se vislumbra en Europa no es ajena, ni está a salvo del crimen organizado de alto nivel, que opera y persigue las rutinas financieras del Estado en un intento por corromperlas.
Además, Estados Unidos tiene más de una decena de bases militares y estaciones de escucha en el Reino Unido. Entre ellas se encuentran la RAF Lakenheath en Suffolk, prácticamente una base de la fuerza aérea estadounidense desde la cual se despliegan aviones F-35, cuyos especificaciones y software son completamente norteamericanos; la RAF Menwith Hill en North Yorkshire, también operada por la NSA, que lleva a cabo espionaje militar y apoyo operativo; y la RAF Croughton, que es parcialmente administrada por la CIA y que supuestamente se utilizó para espiar a Angela Merkel. Si EE.UU. decide colaborar con Rusia en contra de los intereses del Reino Unido y Europa, estas instalaciones podrían fácilmente convertirse en bases y estaciones de escucha rusas. En lo que respecta a los sistemas de armas, no es posible determinar hasta qué grado, tanto nucleares como convencionales, son operativamente independientes de EE.UU.
A fines de febrero, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución sobre Ucrania, copatrocinada por el Reino Unido y otras naciones europeas, que condenaba la invasión rusa. Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte, Hungría y varios estados pequeños votaron en contra. También lo hicieron Estados Unidos e Israel. Esto posiciona claramente a Trump al lado de un eje autocrático, distante de los estándares de democracia y respeto al derecho internacional que se habían logrado en las últimas décadas.
Con Información de desenfoque.cl