Análisis sobre la disminución de la participación masculina en las causas de izquierda en el contexto del 8 de marzo

Discutir el machismo en el ámbito de la izquierda es un tema que a muchos hombres no les resulta cómodo, ya que nos confronta y nos invita a reflexionar sobre nuestras creencias y comportamientos, tanto en relación a las mujeres como entre nosotros mismos.

Por esta razón, es común que algunos hombres que se identifican con la izquierda perpetúen discursos y prácticas machistas sin sentir que se les interpela, e incluso algunos se incomodan y ofenden cuando se les señala, rechazando así cualquier comportamiento patriarcal y la posibilidad de cambio.

La creencia de que ser hombre de izquierda implica estar exento de actitudes machistas, reservándolas únicamente para quienes se identifican con la derecha, es una falacia. En un mundo donde la masculinidad hegemónica sigue dominando, resulta evidente que hay compañeros que ejercen violencia de diversas formas hacia las mujeres a diario.

Basta con observar la larga lista de políticos, líderes e intelectuales de izquierda acusados de acoso, abuso y violencia física y sexual, como Boaventura de Sousa Santos, Alberto Fernández, Carlos Ruiz Encina, Pedro Brieger, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero y Manuel Monsalve, entre otros.

Algunos podrían argumentar que se trata de casos aislados o rasgos individuales, pero hay una estructura patriarcal que respalda estos comportamientos. Existen hombres que, aunque se presentan como aliados del feminismo y dicen estar deconstruidos, mantienen relaciones fundadas en la competencia y la dominación.

De este modo, el hecho de que muchos hombres de izquierda encuentren difícil hablar de masculinidades no es casualidad; está relacionado con la preservación de una cultura autoritaria y vertical que concibe la revolución desde un enfoque violento y que, en ocasiones, defiende a personajes controvertidos de la historia solo por estar en contra de la derecha.

A pesar de que afirman apoyar el movimiento feminista, muchos hombres minimizan sus preocupaciones desde una perspectiva de clase y económica, alegando que el verdadero problema es el capitalismo, el neoliberalismo o las condiciones materiales, despreciando así el enfoque identitario y posmoderno de las luchas, como la de la comunidad LGBTQ+.

Por tanto, no es sorprendente que al abordar la construcción de la masculinidad, muchos hombres de izquierda permanezcan en silencio y perciban la discusión como amenazante. Esto no solo toca sus privilegios, sino que también abre un espacio para reflexionar sobre nuestras relaciones con las mujeres, así como con nuestra sexualidad, emocionalidad y entre nosotros mismos.

En otras palabras, se trata de evitar debates incómodos relacionados con nuestro rol en el cuidado y el trabajo doméstico, y las maneras sutiles en que a menudo ejercemos violencia sobre las mujeres y otros hombres, al monopolizar el discurso y menospreciar a quienes son diferentes.

Dicho esto, este 8 de marzo debería ser una oportunidad para que los hombres, especialmente aquellos que nos identificamos con la izquierda, reflexionemos sobre lo que significa ser hombre y cómo podemos contribuir verdaderamente a la sociedad, en lugar de permanecer indiferentes y convertirnos en los mejores soportes del patriarcado.

La entrada 8M: ¿La caída de los machos de izquierda? se publicó primero en Página 19.

Con Información de pagina19.cl

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