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A pesar del contexto global, se proyecta un crecimiento de la economía nacional entre 2,0% y 2,75% para 2025.

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El Banco Central presentó esta mañana el Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio de 2025, donde señala el contexto desfavorable de la economía internacional, aunque proyecta un crecimiento de la economía nacional para este año de entre 2,0 y 2,75% (anteriormente 1,75-2,75% en marzo), gracias a un mejor desempeño a inicios de año.

El IPoM indica que el aumento generalizado de aranceles anunciado por el gobierno de Estados Unidos a principios de abril ha tenido implicaciones significativas en el contexto externo. Como se mencionó en el Informe de Estabilidad Financiera del primer semestre, esto ha generado un aumento considerable de la incertidumbre económica mundial, en un entorno donde, además, persisten otros riesgos geopolíticos y un elevado nivel de endeudamiento fiscal en ciertos países.

El agravamiento del conflicto bélico en Medio Oriente añade más incertidumbre a esta situación. Este es un factor que comenzó a manifestarse con mayor intensidad después del cierre estadístico de este Informe, el 11 de junio, por lo que sus efectos no están incluidos en el escenario central de proyecciones.

Respecto al impacto de las tensiones comerciales, se prevé que tendrán un efecto negativo en la actividad global. Sin embargo, el desarrollo cambiante del proceso —incluyendo anuncios, represalias de otros países y posteriores retrasos— ha complicado la evaluación de sus repercusiones a corto, mediano y largo plazo.

La reacción de los mercados financieros internacionales ha sido atípica frente a eventos de elevada incertidumbre, observándose un incremento en el riesgo asociado a los activos estadounidenses. Esto podría reflejar preocupaciones mayores sobre su situación fiscal e institucional, disminuyendo el atractivo de los activos financieros de esa economía.

Asimismo, existe consenso en que Estados Unidos experimentará los principales efectos de los ajustes arancelarios tanto en su actividad económica como en inflación. En este contexto, hasta el cierre estadístico, la Reserva Federal adoptó una postura más cautelosa respecto de la tasa de fondos federales.

El aumento del riesgo relativo de los activos estadounidenses ha conducido a una evolución más favorable de las condiciones financieras en los mercados emergentes —incluido Chile— de lo que se esperaría ante un shock de tal magnitud. Así, los diferenciales de tasas de interés a largo plazo en diversas economías han disminuido, las monedas se han fortalecido frente al dólar y los mercados bursátiles han aumentado.

PANORAMA INTERNO

A nivel interno, al igual que en otras economías emergentes, los efectos del conflicto comercial en la actividad económica no han sido significativos hasta ahora. La información de alta frecuencia no muestra cambios sustantivos en las tendencias del comercio exterior chileno, manteniéndose el dinamismo de las exportaciones e importaciones. Además, los índices de confianza no sugieren que la situación externa les esté afectando.

El panorama inflacionario se ha desarrollado de acuerdo a lo proyectado, con una trayectoria de inflación subyacente (excluyendo elementos volátiles) más baja de lo anticipado. En mayo, la variación anual del IPC total y subyacente fue de 4,4% y 3,6% respectivamente (4,7% y 3,9% en febrero). El menor incremento de la inflación subyacente se debe, en particular, a los precios de ciertos alimentos y servicios.

Los riesgos inflacionarios al alza que se habían detectado en la primera parte del año se han moderado. En un sentido, las expectativas de inflación a dos años se han alineado con la meta del 3%. Por otro lado, no se ha observado que los choques de costos de trimestres anteriores estén generando efectos de segunda ronda superiores a lo previsto.

En el primer trimestre, la actividad local mostró un dinamismo superior al esperado, nuevamente ligado al desempeño de los sectores exportadores. En ese periodo, el PIB no minero creció 1,2% trimestral en términos desestacionalizados (0,7% en el trimestre anterior). Destacaron las contribuciones de la producción agrícola, industrial y pesquera, así como un mejor desempeño en varios servicios y en el comercio, apoyado por la llegada de turistas extranjeros. Los últimos Imacec reflejaron una reversión de factores de oferta, mientras que los sectores de servicios continuaron siendo dinámicos.

La demanda interna ha seguido aumentando según lo proyectado. El consumo privado creció nuevamente en el primer trimestre, especialmente en bienes. Esto se da en un contexto de evolución mixta de los principales fundamentos del gasto. Por un lado, los niveles de endeudamiento y carga financiera están disminuyendo, mientras que los salarios siguen mostrando tasas elevadas de crecimiento, impulsadas por cambios legislativos recientes.

El Informe de Percepciones de Negocios (IPN) y la Encuesta de Expectativas y Determinantes de Precios (EDEP) sugieren cierto grado de inquietud en las empresas sobre la trayectoria futura de las remuneraciones. Por otro lado, el aumento de los costos laborales ocurre al mismo tiempo que una lenta creación de empleo y un incremento de la tasa de desempleo.

BAJA INVERSIÓN

La formación bruta de capital fijo (FBCF) mostró un bajo rendimiento en el primer trimestre, con marcadas diferencias entre sectores. Esta tuvo una variación trimestral nula a principios de 2025, tanto en su componente de maquinaria y equipos como en el de construcción y obras. El dinamismo de la inversión minera contrasta con la debilidad en otros sectores.

No obstante, los indicadores adelantados apuntan hacia un eventual impulso en la inversión en el futuro. Datos de alta frecuencia indican que la FBCF ha tenido un comportamiento más favorable recientemente, destacándose las importaciones de bienes de capital. El último catastro de grandes proyectos de la Corporación de Bienes de Capital (CBC) mostró un aumento significativo en las inversiones presupuestadas para este y los próximos años, en especial en minería y energía, con más iniciativas en proceso de tramitación.

PROYECCIONES

El escenario central de proyecciones es similar a lo que se previó en los últimos seis meses. Comparado con los Informes de diciembre y marzo pasados, destaca un dinamismo algo mayor en la actividad a corto plazo, y una moderación de los riesgos inflacionarios al alza, así como un periodo de convergencia a la meta similar.

Sin embargo, los riesgos externos han aumentado significativamente. El aumento de aranceles por parte de Estados Unidos es un evento sin precedentes y de magnitud considerable. Hasta ahora, la respuesta de los mercados financieros ha sido positiva, y no se han observado efectos reales significativos. No obstante, no se pueden descartar escenarios donde la situación externa se deteriore y los impactos negativos en la economía global superen las proyecciones. También se considera el posible impacto de las tensiones bélicas en Medio Oriente, que no están incluidas en estas proyecciones.

En el escenario central, las perspectivas para el contexto internacional presentan pocos ajustes. Con respecto a marzo, se reduce en una décima el crecimiento de los socios comerciales, promedio para el periodo 2025-2027 (2,6%), con una corrección mayor para Estados Unidos. Esta revisión limitada responde a dos factores principales: una parte significativa de los efectos del conflicto comercial ya fue considerada en marzo, cuando se realizó un recorte sustancial del crecimiento proyectado para Estados Unidos, y la respuesta de los mercados ha mitigado el impacto en el canal financiero.

En cuanto a los precios de las materias primas, la proyección para el precio del cobre se mantiene en US$4,3 de promedio entre 2025 y 2027, mientras que la del petróleo es ligeramente inferior. Esto último, como se mencionó, no considera los desarrollos posteriores al cierre estadístico.

El escenario central contempla que el efecto de las tensiones comerciales en la economía chilena será limitado. Hasta la fecha, se sabe que una fracción de los envíos nacionales a Estados Unidos está sujeta a un arancel del 10%. El intercambio comercial con el resto del mundo no ha sufrido desmejoras y una posible reorientación de las exportaciones a otros mercados sugiere efectos menores en la actividad.

Asimismo, la evolución más favorable de variables financieras como tasas de interés y el mercado bursátil, junto a la escasa degradación de las expectativas de los agentes locales, anticipan efectos acotados en la inversión. Sin embargo, un mayor escalamiento del conflicto en Medio Oriente podría aumentar la incertidumbre global, afectando tanto la economía mundial como la local.

Sobre la inflación, los desvíos en el comercio podrían reducir los precios de ciertos productos que Chile importa. Esto se concentraría principalmente en bienes duraderos, con un impacto negativo en la variación anual del IPC que se estima alrededor de 0,3 puntos porcentuales acumulados durante el horizonte de proyección.

CRECIMIENTO AL ALZA

Así, la mayoría de los ajustes a las proyecciones de este IPoM son de origen interno. El rango de crecimiento del PIB para 2025 se ajusta a 2,0-2,75% (anteriormente 1,75-2,75% en marzo), gracias al desempeño positivo de comienzos de año.

Esto proporciona un mejor punto de partida para la actividad y una brecha de producto menos negativa a corto plazo, que se espera converja hacia una expansión coherente con su tendencia a medida que se diluyan los elementos transitorios que impulsaron el crecimiento al inicio de 2025.

Para 2026 y 2027, los rangos de crecimiento del PIB se mantienen en 1,5-2,5%. Esto considera los efectos del deterioro del escenario externo y el impacto de perspectivas más optimistas para la inversión.

Se anticipa que el mayor dinamismo en la inversión se centrará principalmente en grandes proyectos mineros y energéticos, cuyos montos presupuestados se revisan con especial enfoque a partir de la segunda parte de 2025. Así, se mantiene la proyección de crecimiento de la FBCF en 3,7% para 2025, aumentando a 3,6% y 3,3% para 2026 y 2027, respectivamente (frente al 2,2% y 2,9% en marzo).

El consumo privado seguirá expandiéndose alrededor del 2% durante el horizonte de proyección. El dinamismo de los ingresos laborales reales y la disminución de la carga financiera de los hogares, entre otros factores, respaldarán este aspecto del gasto.

Para 2025, el escenario central incluye el crecimiento del gasto fiscal proyectado en el último Informe de Finanzas Públicas. Posteriormente, considera los gastos comprometidos descritos en ese informe.

En comparación con las estimaciones de marzo, la trayectoria de inflación no presenta cambios significativos a lo largo del horizonte de proyección. Se prevé que la inflación alcanzará el 3% anual en la primera mitad de 2026. Esto se debe a varios factores, como una demanda interna algo más dinámica y niveles del tipo de cambio real más depreciados durante el horizonte de proyección, junto con la menor inflación derivada de los desvíos comerciales y expectativas más bajas para los precios de los combustibles. En este contexto, se espera que la inflación subyacente se sitúe en torno al 3% durante la última parte de 2025.

POLÍTICA MONETARIA

En los últimos meses, la inflación ha evolucionado conforme a lo anticipado y se han moderado los riesgos al alza identificados en la primera parte del año. Sin embargo, los eventos recientes en Medio Oriente introducen una nueva fuente de incertidumbre, cuyos desarrollos podrían conducir a escenarios más complejos.

Si se concreta el escenario central de este IPoM, en los próximos trimestres la Tasa de Política Monetaria (TPM) irá acercándose a su rango de valores neutrales. El Consejo evaluará los próximos ajustes a la TPM considerando la evolución del contexto macroeconómico y sus implicaciones para la convergencia inflacionaria. Además, reafirma su compromiso de aplicar la política monetaria con flexibilidad, asegurando que la inflación proyectada se mantenga en el 3% en un horizonte de dos años.

En cuanto a los escenarios de sensibilidad en el corredor de la TPM, el límite superior representa una situación en la que la demanda interna se fortalece más de lo proyectado. Esto podría surgir de un contexto en el que las confianzas de empresas y hogares mejoran, bien sea por una reducción de las tensiones globales, por expectativas optimistas de crecimiento local o por una inversión cuyos efectos en el mercado laboral y los ingresos superen lo anticipado.

El límite inferior corresponde a un escenario en el que la situación externa se deteriora, impactando negativamente la economía mundial y local. Esto podría suceder si se intensifican las tensiones comerciales y/o si la incertidumbre global alcanza niveles más altos. Tal situación podría llevar a los mercados financieros a adoptar un comportamiento similar al de episodios pasados de aversión al riesgo, incluyendo una depreciación del peso. A esto se añadirían las repercusiones financieras y la caída en la demanda global, así como un aumento del pesimismo entre los agentes, generando un impacto negativo en la demanda interna.

Los desarrollos en el contexto internacional también determinan otros escenarios de sensibilidad dentro del corredor de la TPM. El shock de oferta asociado a la imposición arancelaria y el impacto de los desvíos comerciales en la economía local podrían diferir de lo considerado en el escenario central, especialmente en cuanto a la reacción de los precios de los productos importados por Chile.

Como se ha mencionado, la situación actual presenta altos riesgos de desviaciones en torno al escenario global, con posibles consecuencias significativas. La complejidad del contexto geopolítico externo —caracterizada por una mezcla de conflictos políticos, económicos y bélicos— no permite descartar episodios más disruptivos. De hecho, lo ocurrido en Medio Oriente al cierre de este IPoM ejemplifica factores que antes se consideraban menos probables.

Por ahora, se desconoce su alcance, desarrollo y posibles impactos sobre la economía mundial y local, por lo que se trata de un aspecto a seguir de cerca. La economía chilena no es ajena a lo que ocurre a nivel internacional. Sin embargo, cuenta con capacidades para mitigar los efectos de nuevos shocks, incluida una política monetaria con margen de maniobra si se requieren ajustes más sustantivos para lograr la convergencia inflacionaria.

Con Información de www.lanacion.cl

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