Aproximadamente 500 artistas visuales han firmado una carta abierta donde expresan su descontento por la exposición TE AMO. Mon Laferte Visual de Mon Laferte en el Parque Cultural de Valparaíso (PCdV). Estos artistas cuestionan que la muestra ha causado el desplazamiento de otras exposiciones en la programación y ha acortado las fechas de exhibición de sus trabajos.
La exposición incluye fotografías, pinturas, videos e instalaciones de Laferte y, debido al gran interés que ha suscitado, se ha extendido un mes más, estando disponible hasta el 16 de marzo. Además, los artistas piden la restitución de Alonso Yáñez Avendaño, quien era el jefe de programación del PCdV y fue removido tras insistir en respetar los acuerdos con ellos.
En medio de la polémica, Laferte, reconocida por su participación en Rojo, compartió un emotivo mensaje en su cuenta de Instagram, donde abordó su historia como respuesta a las críticas: «¿Quién otorga el derecho de llamarse artista? ¿Es algo innato, se forma, o se compra? Yo no fui a la universidad y carezco de un título formal, pero las necesidades me enseñaron a ser más creativa, a buscar soluciones sin pedir permiso. ¿Se imaginan si hubiera pedido permiso? No estaría aquí».
Después, hizo una dura confesión: «Fui víctima de abuso sexual a los 7 años, a los 11 empecé a consumir alcohol, cigarrillos y marihuana, probé pasta base a los 13. Estudié en la D.320, almorzaba en la escuela y solo llegué hasta octavo básico. Comencé a trabajar a los 13 años y entre esa edad y los 18, fui abusada por un hombre 20 años mayor que yo, quien se hacía pasar por mi manager y se quedaba con la mitad de mis ingresos. Durante ese tiempo, canté en las calles, en bares, en micros y circos».
«A los 17, vivía sola con mi abuela, a quien cuidé tras un derrame cerebral que la dejó postrada. Yo salía a cantar por las noches para comprar pañales para ella, y a veces un vestido de segunda mano para mis presentaciones; aprendí a coser maravillas a mano», continuó.
Detalló que «a los 18 encontré una oportunidad en televisión, lo que consideré mi salvación, ganando 30 mil pesos a la semana. Luego empecé a tener trabajos extra y con eso ayudaba a mi familia. Durante los cinco años en la televisión, sufrí acoso por parte de un productor musical, me besaron a la fuerza en varias ocasiones y me llamaron ‘puta sin talento’. Acepté esos insultos por necesidad, pero finalmente encontré el valor para marcharme».
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«A los 23 años, junté 4 millones y me fui a México, sin contactos, sola y con muchas ganas de progresar. Al llegar a México, viví los años más difíciles del crimen organizado, escapando varias veces de lugares peligrosos en Veracruz, y pasé 8 años cantando versiones de canciones en bares. Ganaba 300 mil pesos al mes y a veces podía enviar dinero a mi familia en Chile«, añadió.
«Sufrí de cáncer de tiroides. Me operaron en el sistema público de salud y quedé con parálisis facial, sin mover el lado derecho de mi cuerpo por dos meses. Aún me afecta, no siento la parte derecha de mi cara. Casi pierdo la voz tras la operación y tuve que reaprender a cantar. El doctor me dijo que no debía cantar en seis meses, pero a los dos meses volví a actuar en los bares porque necesitaba trabajar», confesó.
Posteriormente, relató que «a los 31 años, logré mi éxito musical masivo con un disco como artista independiente. Antes de eso, había lanzado dos discos. Golpeé muchas puertas, viví en sillones, en casas de amigos, y pasé hambre. Fui víctima de depresión, intenté suicidarme dos veces, y enfrenté problemas de alcoholismo, incluso me tuvieron que alimentar a la fuerza debido a los temblores de la abstinencia, era incapaz de vestirme sola. Pero a las dos semanas me levanté y volví a trabajar, empastillada y con depresión, pero lo hice«.
«He sido una mujer muy triste, realmente muy triste, y lo único que sé hacer es trabajar. Pero también he estado creando arte en todo este tiempo. Pinté, bordé, y lloré mientras pintaba. Mientras que la música me daba de comer, la pintura me salvó de las adversidades. Fui a un museo por primera vez en México a los 30 años; antes no conocía ese mundo y lo veía lejano, sintiendo que no pertenecía», relató.
«Siempre seré una flaite, y ahora soy una flaite famosa»
Refiriéndose a su trayectoria, Laferte confesó: «Tengo 8 discos publicados y más de mil obras como artista plástica, pero todavía me siento como una intrusa. Es cierto que ahora tengo un lugar privilegiado; me he convertido en una burguesa, una nueva rica, y sé que no pertenezco y nunca perteneceré porque siempre seré una flaite, ahora famosa«.
«Así que considero que jamás podría haberme incluido en esa cola imaginaria, porque antes de mí estaban los académicos, quienes realmente saben pintar. Y saben, les encuentro razón a todo lo que dicen sobre mí. A veces dudo de mi arte, a veces pienso que no vale nada, y no solo dudo como artista, sino también como madre, dudo de todo, porque siempre me dijeron que no valía y lo creí. Pero sigo adelante, porque lo único que sé hacer es trabajar y amar, amar el arte como lo único que me ha salvado la vida. Ese miedo que me dice que no soy suficiente, casi siempre es provocado por el ego, y a mí no me vencerá. No tengo nada que perder; para mí, todo ha sido una ganancia porque he ganado a la vida», añadió.
«Quiero que sepan que comparto mi arte con humildad y con el respeto que merece mi profesión.
No soy mejor que nadie; el arte es subjetivo, pero lo que hago emana de mi ser, de lo más primitivo. Soy un animal, una tora, una yegua como Lemebel. Siéntate al piano, rompe la métrica, grita en vez de cantar, decía Violeta», continuó escribiendo.
Finalmente, expresó: «No busco ocupar el lugar de nadie, pero tampoco me voy a disculpar por ocupar el mío. Aquí tienen mi historia y, ¿saben qué? Si esto se basa en la meritocracia, entonces me lo merezco todo».
Con Información de www.limalimon.cl