La efectividad de los sistemas de armas aéreos que llevan décadas en funcionamiento no debe subestimarse, como lo demuestra el uso continuo en ciertos países de aeronaves tan obsoletas como los F-5 Freedom Fighter o los F-4 Phantom. Francia, con una industria militar destacada, también se compromete a conservar capacidades de primera línea mientras las complementa con nuevas tecnologías.