Sebastián Sichel, quien actualmente se postula como candidato a la alcaldía de Ñuñoa, ha generado controversia al contratar al cuestionado abogado Luis Hermosilla para representarlo en una querella relacionada con un ataque cibernético en Banco Estado. La elección de Hermosilla, conocido por su implicación en el escándalo de los Jalaff y su rol como consejero de figuras influyentes, ha levantado serias dudas sobre la credibilidad y transparencia de Sichel.
Hermosilla, que ha sido mencionado en investigaciones por tráfico de influencias y asesorías poco claras, podría afectar negativamente la imagen pública de Sichel, especialmente en el contexto de su campaña en Ñuñoa. La relación entre ambos ha despertado sospechas, y muchos se preguntan si Sichel realmente representa el cambio y la transparencia que promete.
La decisión de recurrir a Hermosilla ha sido vista como un grave error estratégico por parte de Sichel, considerando que su candidatura ya enfrenta una competencia feroz en Ñuñoa. La confianza en la gestión pública es crucial en las elecciones municipales, y el vínculo con un abogado envuelto en controversias legales podría minar la percepción de honestidad que Sichel intenta proyectar.
Sichel ha defendido su elección, argumentando sobre Hermosilla «No voy a dejar que un charlatán denigre la profesión», pero las implicaciones de este vínculo podrían costarle caro en las urnas. La ciudadanía de Ñuñoa podría ver en esto un ejemplo de la vieja política, alejada de los valores de transparencia que se buscan en los líderes locales.
En definitiva, la campaña de Sebastián Sichel podría estar enfrentando un serio revés con esta polémica decisión, y los votantes de Ñuñoa deberán evaluar si confían en un candidato que ha decidido aliarse con figuras tan cuestionadas.