«Democracia del Odio (Política de la Crueldad)»
1. Resulta sorprendente la presencia de figuras extravagantes como Donald Trump, Meloni, Le Pen, Weidel en Europa, o Milei y Kast en América Latina, que reflejan la creciente fascistización del mundo y la supremacía de la extrema derecha, evidenciando el declive de un modelo de democracia ultraliberal.
No es un colapso del sistema democrático en sí, sino una tendencia hacia el autoritarismo despótico y la anulación de lo alternativo, con Trump como líder de este movimiento. El riesgo implica la desaparición de comunidades disidentes como Palestina y otras perseguidas en todo el mundo, representando las nuevas democracias del odio.
2. En este contexto, se destaca la politización sistemática del odio como el núcleo de la política y la «policía» en un sentido propuesto por Rancière, especialmente relacionado con EE. UU. El odio se convierte en una herramienta que guía las decisiones globales, consolidando el racismo inherente al capitalismo.
3. Se observa la gestación de un capitalismo renovado que utiliza la crueldad como dispositivo biopolítico, propagando una crueldad racionalmente planificada que busca la dominación y la negación del otro. Esta crueldad se integra en las políticas globales con un objetivo de exterminio.
4. En las democracias del odio, los cuerpos se vuelven irrelevantes y pierden su singularidad, siendo víctimas de una violencia que carece de fundamentos morales o éticos, representando un paisaje despoblado donde la crueldad y el odio actúan sin límites.
5. Esta visión distópica de la democracia futura, según Derrida, se manifiesta en un mundo sin otro, donde la vida humana debe ser protegida ante la irrupción despiadada de las democracias del odio. Es necesario explorar nuevas formas de existencialismo como resistencia ante este panorama.
Javier Agüero Águila
Académico del Departamento de Filosofía
Universidad Católica del Maule
Con Información de chilelindo.org