Por: Carlos Osses, comentarista deportivo.
En la región de O’Higgins, el descontento no es algo nuevo, pero después de la abrumadora derrota ante Cobreloa en la última jornada, que dejó al club al borde del descenso, la situación se ha vuelto crítica. A pesar de que se mantuvieron en la categoría por diferencia de goles, los seguidores se sienten decepcionados por el manejo del club en los últimos años.
La respuesta de O’Higgins SADP no tardó en llegar. Tras la debacle, emitieron dos comunicados. En el primero, la directiva admitió errores y prometió cambios. Sin embargo, el segundo comunicado generó controversia al revelar que las reestructuraciones eran solo cambios de nombres en los mismos puestos. Esta acción pareció más una estrategia para calmar los ánimos que un verdadero intento de transformación, dejando a los hinchas con más dudas que respuestas.
La situación se complica con la amenaza de acciones legales contra quienes sean responsables de amenazas y actos violentos. Este enfrentamiento con los aficionados muestra un distanciamiento entre la institución y su base de apoyo: los hinchas. ¿Cómo se ha llegado a este punto?
El fútbol ha evolucionado de un deporte a un negocio, y O’Higgins SADP busca rentabilidad. Sin embargo, esta visión choca con la de los hinchas que solo quieren un equipo competitivo en el campo.
El club no ha logrado equilibrar estas perspectivas. Es esencial que no se pierda el sentido de pertenencia en la región. La comunidad necesita un equipo que no solo busque beneficios económicos, sino que también cumpla con las expectativas deportivas.
El camino hacia la reconciliación no será fácil. La dirigencia debe involucrar a la comunidad en las decisiones y trabajar con transparencia. Los hinchas también tienen derecho a exigir una gestión responsable. El futuro del club depende de cerrar esta brecha con su afición.
Con Información de chilelindo.org