José Pedro Hernández, historiador y académico de la Facultad de Educación de la Universidad de Las Américas, nos invita a reflexionar sobre la transformación de las tradiciones chilenas con la llegada de Halloween. Antes, octubre era una época de desfiles y coloridas carrozas que celebraban la vida, pero ahora está marcada por calabazas, brujas y la alegría de los niños disfrazados pidiendo dulces.
El origen de Halloween en Chile se remonta a finales de los años 70, con un evento discreto organizado por la embajada estadounidense en Santiago. Aunque la aceptación fue lenta, la influencia de la cultura pop de Estados Unidos y los relatos fascinantes de viajeros contribuyeron a popularizar esta festividad.
Poco a poco, colegios y familias empezaron a adoptar la celebración de Halloween, a pesar de la oposición inicial de la Iglesia Católica. Con el paso del tiempo, la globalización y la atracción por la cultura estadounidense hicieron que Halloween se convirtiera en un fenómeno masivo en Chile.
Este cambio cultural, que pasó de una celebración discreta a una fiesta nacional, refleja cómo las tradiciones globales pueden adaptarse y conquistar nuevos territorios. La Fiesta de la Primavera fue desplazada por las calabazas iluminadas, evidenciando la influencia de un mundo globalizado en nuestra identidad.
Con Información de chilelindo.org