Análisis del sistema electoral en Chile.

En el pasado se logró un acuerdo político que permitió cambiar el sistema binominal.

Hoy en día, después de haber experimentado con el nuevo sistema, es difícil de comprender. Como se advirtió anteriormente, el sistema proporcional actual permite que se elijan un mayor número de parlamentarios con votaciones relativamente bajas en comparación con otros candidatos. Es confuso que un candidato con 10 votos no sea elegido, mientras que otro con solo 3 sí lo sea.

El sistema proporcional asegura que cada partido político obtenga un número de escaños acorde a la cantidad de votos recibidos. Esto podría parecer más justo que el sistema mayoritario, ya que evita que una formación política sin el apoyo mayoritario domine, y un parlamento con varios partidos fomenta la formación de coaliciones, lo que a menudo contribuye a la estabilidad y moderación. Sin embargo, este sistema ha sido criticado porque la relación entre votantes y elegidos es débil, dado que las listas cerradas otorgan mucho poder a los partidos. La verdadera competencia ocurre dentro de las listas, buscando nichos en lugar de mayorías claras.

Es fundamental señalar que la mayoría de las personas, al referirse al fin del binominal, pensaban en la implementación de un sistema mayoritario donde el candidato con más votos gana. Sin embargo, este sistema, conocido como proporcional directo, podría desacelerar la formación de alianzas electorales y fomentar la aparición de líderes carismáticos, debilitando aún más a los partidos y generando inestabilidad.

Los partidos son esenciales en cualquier sistema democrático, ya que son responsables de garantizar la gobernabilidad. Sería inviable para cualquier gobierno negociar con cada parlamentario individualmente o gestionar numerosos problemas locales sin una visión general y una estrategia a nivel nacional. Por otro lado, un sistema mayoritario dificultaría la representación de grupos minoritarios pero relevantes en el concejo municipal, el parlamento o el Consejo Regional, órganos cuyos miembros se eligen mediante el sistema proporcional.

Como se puede apreciar, este es un tema complejo que requiere un análisis extenso y no está exento de cálculos. Es un debate necesario, al igual que establecer límites para la disolución de partidos que no alcancen un porcentaje mínimo de votos, o el cambio de autoridades electas de un partido a otro. En cuanto a la renuncia, podríamos coincidir en que esto implique la pérdida del escaño, pero no en el caso de la expulsión de un partido, ya que esto implicaría seguir órdenes partidistas. En ese caso, ¿para qué tener representantes si los partidos dictan cómo deben votar sus militantes en ciertos temas de manera privada? ¿Dónde queda la obligación de representar los intereses de quienes los eligieron?

Luis Fernando González V.

Subdirector

Con Información de chilelindo.org

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